María, es central en este tiempo de preparación para la llegada del Señor. Aprender de ella, nos puede ayudar a prepararnos para una nueva llegada de Jesús a nuestra vida y a toda la humanidad. Necesitamos renovar la esperanza en este tiempo particularmente complejo e incierto. Muchos aun no superamos la tristeza, la sensación de desamparo que la pandemia ha dejado en nosotros. También el gran impacto social y económico que ha significado pérdida de empleos, cierre de emprendimientos, afectación en la calidad de vida de las personas, generando un retroceso en el desarrollo social y humano, y amenazando la vida de las personas. Ante esta realidad, que podemos esperar?
Para María, las cosas tampoco fueron fáciles, debió enfrentar a su tiempo y su cultura, con confianza y esperanza. Esta experiencia, nos conecta con la humanidad de María, persona humana como nosotros, e instrumento del mayor acontecimiento de nuestra historia. Esta clave puede ayudarnos a encontrar un sentido en este nuevo adviento. Esperanza activa en que todo vaya mejor. Así como María que actuó, se movilizó, saliendo de sí misma para encontrarse con otros.
Este año es distinto, lo que podemos esperar puede ser algo nuevo que está brotando y que nos ayude a seguir adelante con nuestra vida.
