Cada diócesis recibió la Cruz de la Misión Joven, símbolo de este proceso que pone este año a los jóvenes como el grupo prioritario de nuestra Iglesia. En el mensaje de envío, Mons. Ricardo Ezzati encomendó la tarea de llevar este signo por “desborde de gozo” por cada uno de nosotros, además de anunciar a los jóvenes que sólo en Cristo está la Vida abundante que hoy necesitamos.
Presidió la ceremonia el arzobispo de Santiago y presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Ricardo Ezzati. En su homilía señaló que “la Misión Joven debiera despertar en ustedes y en muchísimos de sus compañeros de las diferentes diócesis esta misma experiencia, este encantarse con Jesús con quien se han encontrado. Con Jesús que alimenta la energía de su vida cristiana, con Jesús que les perdona sus fragilidades y sobre todo, con Jesús que vuelve a confiar en cada uno de ustedes para que sean apóstoles suyos, junto a los demás jóvenes”.
El arzobispo además les encomendó invitar a muchos de sus compañeros a unirse a esta “compañía de discípulos y de misioneros” para que la misión joven pueda entrar en el corazón de muchos jóvenes como un gran anuncio de alegría, de vida y de plenitud.
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Durante la eucaristía, los jóvenes fueron los protagonistas. Dos de ellos, María Elena Pinares y Rodolfo Díaz, fueron los guías de la misa, encargándose de dar paso a los distintos momentos de la ceremonia. Instancias que también contaron con la participación de jóvenes de Concepción, Valparaíso, Calama, Temuco, Chiloé, Rancagua y Melipilla, en el caso del Ofertorio.
Después de la comunión, correspondió la entrega de la Cruz de la Misión Joven. En ese instante, Mons Ezzati, hizo el envío a los Obispos y jóvenes con el siguiente mensaje:
“Queridos hermanos Obispos y queridos jóvenes, les confiamos el signo de esta Misión Joven ¡la cruz de Cristo! Llévenla por nuestros pueblos y ciudades, por los campos, desiertos, por los valles y la costa, compartan, por desborde de gozo, este signo del amor de nuestro Señor Jesucristo, por cada uno de nosotros y por la humanidad entera. Anuncien especialmente a los jóvenes que sólo en Cristo muerto y resucitado está la salvación, la redención y la Vida abundante que hoy necesitamos”.
Luego de que cada diócesis recibiera la cruz, a través de su obispo y dos jóvenes, todos salieron del templo en procesión hacia el sector de la explanada de la Virgen, donde juntos cantaron a nuestra Madre, el Regina Coeli, que es el canto en latín que realiza la Iglesia Universal, reemplazando al Angelus durante el tiempo de Pascua.
Fuente: Prensa CECh
