Con testimonio y bendición de embarazadas celebran San Ramón Nonato

Publicado el: 3 Septiembre, 2018

Con un hermoso testimonio y la bendición de siete embarazadas, se celebró la Misa en la solemnidad de san Ramón Nonato, en la parroquia La Merced, en Concepción.

La Eucaristía fue presidida por el padre José Luis Jorquera, quien recordó la figura de san Ramón Nonato y al término de su homilía, ofreció el hermoso testimonio de un matrimonio, quienes tuvieron varios fracasos por tener un hijo, pero llegaron hasta la Iglesia para pedir la intercesión de san Ramón Nonato, ofreciendo su oración permanente. Hoy, con alegría y agradecimiento a Dios, son papás de mellizos de un año. El matrimonio y los niños recibieron un gran aplauso al relatar su experiencia.

Al término de la Misa, el padre José Luis bendijo el vientre de siete mamitas y algunas de emocionaron y confiaron en Dios para que sus hijos nazcan bien. Asimismo, recibieron regalos para ellos, que fueron especialmente preparados por la comunidad parroquial.

San Ramón Nonato se celebra todos los 31 de agosto. Debido a las difíciles circunstancias de su nacimiento, San Ramón Nonato es considerado el patrono de las mujeres embarazadas y parturientas, pues a pesar de que su madre murió en el parto, Ramón sobrevivió milagrosamente a la prueba.

Ramón Nonato (Portell, 1204 – Cardona, 31 de agosto de 1240),​ religioso mercedario, fue un santo nacido en un pueblo de la antigua Corona de Aragón que, actualmente, forma parte de Cataluña, en España.

Muy joven entró en la Congregación de Padres Mercedarios que se dedicaban a rescatar cautivos que los mahometanos habían llevado presos a Argel. Lo recibió el mismo San Pedro Nolasco, fundador de la Comunidad.

Pocos años después de haber entrado de religioso fue enviado con una gran cantidad de dinero a rescatar a los católicos que estaban esclavizados por los musulmanes en África. Allá gastó todo el dinero en conseguir la libertad de muchos cristianos y enviarlos otra vez a su patria, de donde habían sido llevados secuestrados por los enemigos de nuestra religión.

Cuando se le acabó el dinero se ofreció el mismo a quedarse como esclavo, con tal de que libertaran a algunos católicos que estaban en grave peligro de perder su fe y su religión por causa de los atroces castigos que los mahometanos les infligían.

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