Fieles coparon la catedral y saludaron con aplausos a los sacerdotes

Publicado el: 18 Abril, 2019

“Cristo es la respuesta definitiva que Dios tenía que dar al mundo. Cristo es nuestra esperanza”, señaló monseñor Fernando Chomali, en su homilía, en la Misa Crismal, que se celebró en una catedral llena de fieles, que saludaron con aplausos y de pie a los sacerdotes que participaron y renovaron sus promesas sacerdotales.

Monseñor resaltó la misión del presbítero y recordó que en el mundo existen más de 400 mil sacerdotes, en culturas y situaciones diversas, y que sirven junto a 5 mil obispos. Afirmó que el sacerdote está por voluntad del Señor, “para servir al pueblo de Dios  y la mejor manera de servir a la humanidad, es hablando de Cristo, predicando acerca de Él y viviendo según los mandamientos de Cristo; dando la buena noticia”.

Señaló que “Dios nos ha ungido para una misión y  es hacer realidad la voluntad de Dios Padre. Nuestra consagración a Dios, como servidores de Él, está íntimamente ligada a la misión en medio de ustedes, por eso,  es tan importante esta Misa Crismal  y la presencia de ustedes. Gracias, por acompañarnos en nuestras debilidades, en nuestras flaquezas, para  que podamos seguir con esta misión y renovar nuestro compromiso  como ministros del Señor y estar delante de ustedes como  servidores”, agregando: “ayúdenos a  ser fieles a esta misión, ungidos y consagrados por la imposición de las manos,  en el momento  en que fuimos ordenados y que marca nuestra existencia”.

Recalcó que ser sacerdote es “salir al encuentro  de aquellas ovejas perdidas, de aquellos que se sienten tan maltratados en la sociedad y, que son tantos y que nos duelen. Dios  quiera que se nos note que nos preocupamos del  que nada puede ofrecer, del que esta crucificado en este siglo de luces y tanta soledad, de tantas sombras e injusticias”.

Expresó que “Dios quiera que nunca nos dejemos llevar por los  criterios del mundo  y no nos dejemos llevar por estrategias de marketing, sino que siempre  lo miremos a Él, a Jesús, el alfa  y omega, el principio y el fin. Pidamos para que Dios nos convierta en verdaderos constructores de la paz, ministros de reconciliación y servidores y que nos  dé la gracia de servir como el Señor sirvió y estar disponible a lavarles los pies a las personas  a las cuales se nos ha invitado a servir”.

Agradeció profundamente. “Gracias hermanos sacerdotes, diáconos, religiosas, a ustedes laicos que nos ayudan  con perseverancia, con firmeza  para seguir con  esta tarea, hermosa sin lugar a dudas, pero que también tiene  mucho de soledad. Lo  digo con sinceridad, para que acompañen más a sus sacerdotes, de incomprensiones, de dolores, pero  al final del día es la gracia de Dios  la que nos sostiene y también  de la dulce Virgen María, que siempre nos anima a perseverar en nuestra pequeñez, nuestro pecado, en nuestra vida de seres humanos”.

Agradeció a los fieles, “por sus oraciones y acompañamiento, con su presencia de cada uno. Hagamos  el esfuerzo de construir una Iglesia  según el querer de Dios que nos habla en este siglo  y de manera  muy clara a través del Papa Francisco.  Que vivamos siempre con la alegría del Evangelio, que nos viene hablar a cada uno para mostrar el  rostro misericordioso de Dios, especialmente en los lugares más apartados. Gracias por ese desafío que estén aquí, que nos animan a continuar, en esta experiencia fascinante que surge de la infinita gracia de Dios”, concluyó el Arzobispo.

Durante la celebración, Monseñor consagró el Santo Crisma y los óleos de los enfermos y de los catecúmenos. Al término de la Misa, los fieles saludaron con cerrados aplausos cuando los sacerdotes caminaban hacia la sacristía. Muchos aplaudieron de pie y valoraron el mensaje entregado por el pastor.

 

 

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