Marcela Díaz Flores “El sentido de este trabajo es tratar de que conozcan la alegría de ser hijos de Dios”

Publicado el: 16 Diciembre, 2011

El tiempo de Navidad se aproxima y en muchos lugares se vive de forma distinta, como ocurre en el hogar de lactantes ubicado en el camino hacia el cerro de la Virgen en Concepción.

Es en medio de esta realidad que Marcela se desenvuelve como funcionaria del Servicio Nacional de menores. Está casada con Pablo Andrades con quien comparte un mismo “tesoro” su hijo Pablito Antonio. En 1996 fue invitada a participar en el Movimiento Cursillos de Cristiandad, desde entonces se dedica a una misión principal que es evangelizar los ambientes, manteniendo el crecimiento espiritual.  mediante la piedad, el estudio y la acción.

 

¿Hace cuánto tiempo que trabaja en este hogar?

Llevo 12 años en el servicio y comencé en este Centro con un grupo humano maravilloso del cual he aprendido muchísimo.

 

¿Qué es lo más difícil de esta experiencia laboral?

Lo que más me impactó al ingresar a este Centro fueron los niños y sus diferentes realidades que guardan en sus corazoncitos. Sobre todo ahora que soy madre, me cuesta más entender y aceptar las situaciones de los niños, todos los días rezo por ellos, sus caritas pidiendo un abrazo, un arrullo, una sonrisa; esta verdad que no la ven todos realmente es estremecedora. Ellos son mis angelitos porque todos los días me dan amor, alegría y vida, por eso creo que Dios me envió hasta acá, yo sólo soy instrumento, pero con mi granito de arena creo transmitirles a ellos y a mis colegas que me conocen el sentido de este trabajo que es tratar de que conozcan la alegría de ser hijos de Dios.

 

¿Siente que Dios es fundamental en su labor diaria en medio de los niños? ¿Cómo?

Sin la fuerza y gracia de Dios es más difícil este caminar, solo Él es quien me guía en medio de esta misión apostólica. Tengo mis manos para dar fuerzas a los que creen que han caído, tengo piernas para llegar donde otros no pueden o no quieren llegar, tengo oídos para escuchar lo que otros no logran oír, tengo voz, para decir y a veces defender a los desvalidos, o a los que creen en el otro y son traicionados, tengo corazón para dar amor y no dejar que éste se convierta en una piedra, tengo fe para hacer que este mundo no sea tan incrédulo, tengo el poder de la oración y el deseo de nunca perder la capacidad de asombro.

 

¿De qué forma hace presente a Dios en medio de su trabajo con los niños?

Solo debemos dar amor, de cualquier forma, un abrazo, un gesto, un “arrullo” siempre es bienvenido, también les hablo de Dios y realizamos misas donde todos participan especialmente nuestros niños. De igual forma a mis colegas, siendo consecuente entre lo que digo y lo que hago, mostrar lo que soy verdadera y transparentemente.

 

Hace poco tiempo realizamos una liturgia con los niños, ya tenemos plan de trabajo junto al Pbro. Pablo Leiva para iniciar los futuros sacramentos, misas y retiros con nuestros niños y nuestros colegas, que son fundamentales en esta tarea tan ardua como la formación.

 

¿Preparan un ambiente especial para el tiempo de Navidad?

De acuerdo a nuestro plan de trabajo apostólico, realizaremos una Misa navideña donde los niños, funcionarios y padres podrán participar. Para ello nos preparamos con tiempo reuniendo adornos, golosinas, juguetes, se nos hace difícil pues el presupuesto es poco, así que aprovecho la instancia para quienes quieran ayudarnos están las puertas abiertas para recibir su colaboración. Les enseñamos a los niños la historia del nacimiento, la importancia de la Virgen, se crea un ambiente muy lindo.

 

¿De qué forma logran que los niños no se sientan solos en Navidad?

Es muy emotivo y no se puede desconocer que más de algún niño sienta nostalgia de su hogar, pero la cruda realidad es que en nuestro centro, los niños van desde los 2 días de nacidos hasta los 6 años, tratamos con mucho amor que esa penita se transforme en un momento de alegría. Es una tarea difícil, pues la familia es lo fundamental en la vida de todo ser humano, pero confiamos en la Gracia de Dios, que nos da sabiduría y entendimiento para que ellos no se sientan excluidos. Las funcionarias que estamos ese día acá, celebremos la Nochebuena de la mejor manera posible, se comienza con una oración, y  esperamos el nacimiento de Jesús. Todos quienes están ese día nos toca muy fuerte el corazón, pero al mismo tiempo es el regalo de Dios para cada uno de nosotros, como decía Madre Teresa de Calcuta “La sensación más grata es sentirse útil”.

 

¿Cuál es su llamado a la comunidad en torno a esta realidad con la cual usted está relacionada a través de su trabajo?

Creo que ni yo misma ni la comunidad tenemos conciencia cierta de lo que significa para un niño lactante el no estar con su mamá o su papá sea la razón que sea. Me asusta pensar que a pesar de todos los acontecimientos sucedidos en nuestro país, éstos no sean suficientes para ablandar un corazón. Me costó muchísimo entender el “por qué” de las cosas, ahora luego de algunos años entiendo que es necesario cuestionarse el “para que”.

 

Invito a mis hermanos que creen y piensan como decía el padre Hurtado “¿Qué haría Cristo en mi lugar?” esta es la pregunta que como seres humanos debemos hacernos, pero de frente y no mirando el espejo del otro. Los invito a sentirse útil, a encontrar la paz, a ser más completo dando sin esperar recibir. Los niños son nuestros mejores profesores, dejemos que nos enseñen, vivamos el Evangelio sirviendo a la persona y a la sociedad.

© Arzobispado de Concepción