Misión de Vida en Parroquia de Tomé

Publicado el: 25 Julio, 2011

Con el objetivo de revitalizar la experiencia comunitaria de los lugares a visitar, 82 jóvenes de las carreras de psicología, pedagogía, ingeniería civil y construcción civil de la Pontificia Universidad Católica realizaron las misiones de invierno en los sectores Cerro Estanque, Navidad, El Santo y 18 de Septiembre, pertenecientes a la parroquia Nuestra Señora de la Candelaria de Tomé.

Los jóvenes llegaron a la comuna el lunes 11 de julio, y permanecieron hasta el martes 19. La iniciativa pertenece a un proyecto más grande que se llama Misión de Vida, que son las misiones de invierno organizadas por dicha casa de estudios superiores en distintas zonas, y que en la arquidiócesis estuvieron presentes en Rafael, Santa Juana y Tomé. La organización prepara el material desde principios de año, y cuentan con el apoyo de sacerdotes, seminaristas y personal consagrado.

María Josefina Kast Adriazola, coordinadora en el sector 18 de septiembre, explicó en qué consistió el trabajo de misión. “Todos los días salíamos a un puerta a puerta, también hubo tiempos de oración y vida en comunidad, pero lo principal fue la visita a las casas. Eso nos permitió compartir el mensaje de Cristo, nuestras experiencias y las de ellos y así tomar impulso para seguir misionando a través del año. La idea no es estar presente sólo los 8 días, sino también continuar durante el año llevando a Cristo a nuestros trabajos, a donde estemos, en el estudio. Junto a esto tenemos talleres en las tardes, de niños, jóvenes y adultos. En 18 de septiembre los niños quedaron muy contentos, cocinaron alfajores, postres, bolitas de chocolate, y tuvimos un proyecto grande que concentró a toda la comunidad, que fue una mezcla de festival tallarinata donde todos compartimos”.

Sobre lo que mueve a los misioneros a entregar una semana de sus vacaciones de invierno, María Josefina manifestó que “la mayoría de nosotros tiene una vida parroquial, espiritual o de movimientos muy rica, con la posibilidad de contar con misas todos los domingos y muchas oportunidades para vivir la fe. Sin embargo, en otras zonas hay pocos sacerdotes para mucha gente. Por eso, es tarea de nosotros los laicos llegar a las casas donde los párrocos, los vicarios no pueden ir, y así vincularlos con la parroquia, con la comunidad, para que la fe no se viva sola. Si no se tiene una comunidad con la cual practicar la fe, ésta se va muriendo, por eso es que queremos aportar con la revitalización de la vida en comunidad, descubriendo experiencias reales de Cristo en las otras personas”.

Para el vicario parroquial de Tomé, sacerdote Héctor Rivera, cualquier trabajo de misión es una ayuda grande para la parroquia. “Creo que es necesario destacar en estos jóvenes en particular, todo el trabajo previo que les permite desarrollar en medio nuestro una actividad que ha dado y está dando buenos resultados. Son cristianos muy comprometidos, hombres y mujeres de mucha oración que vienen con alegría a compartir el gozo de la fe y desde ese compartir quieren animar a nuestras comunidades para que también puedan vivir esa misma alegría del discipulado. Es una experiencia muy buena para la parroquia y de modo particular para las cuatro comunidades que fueron misionadas”.

Como una forma de agradecer a los misioneros por su labor, el párroco de Tomé padre Ángel Jiménez, les ofreció un almuerzo en la capilla San Pedro de Dichato. En esa ocasión los misioneros fueron acompañados por los vicarios parroquiales Héctor Rivera y Víctor Álvarez.

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