Monseñor Fernando Chomali entregó profundo mensaje de esperanza en Misa por 21 víctimas del accidente aéreo

Publicado el: 7 Septiembre, 2011

Un emotivo y profundo mensaje de fe y esperanza entregó Monseñor Fernando Chomali, Arzobispo de la Arquidiócesis de la Santísima Concepción, en la Eucaristía en memoria de las 21 personas que sufrieron el trágico accidente aéreo en el Archipiélago de Juan Fernández.

La Misa, concelebrada por Monseñor Pedro Ossandón, Obispo Auxiliar y varios sacerdotes, se realizó en la Iglesia Catedral y contó con la presencia de autoridades regionales, delegaciones de las instituciones armadas y Carabineros, PDI, representantes de TVN Red Bío Bío,  Consejo de la Cultura y numerosas personas que continúan conmovidas por la tragedia.

En su homilía Monseñor Chomali dijo que “nos reunimos para abrazarnos frente a lo que no comprendemos, a lo que supera toda inteligencia; nos reunimos frente al dolor que nos invita a guardar silencio, mucho silencio”.

Recordó a los 21 ocupantes del avión de la FACH y señaló que “ellos estaban en medio de nosotros  haciendo el bien  y hoy estamos desesperados y los enterramos con lágrimas en los ojos y nos quedan  muchas preguntas que exigen una respuesta (…) Somos muchos quienes no nos convencemos que 21 hombres y mujeres, que dieron tanta alegría y tanta esperanza a tanta gente,  no están medio de nosotros”.Reflexionó que “la vida se encarga de recordarnos que somos muy frágiles y que cada día es un regalo, que hay que vivirlo con la intensidad del primer día y la libertad del último (…) Cuando la muerte se nos asoma en el momento menos esperado es que todo tipo de altanería suena absurdo y aparece nuestra verdadera vocación al amor, a sufrir con el que sufre,  a llorar con el que llora, a vivir la vida con un espíritu de sacrificio y fraternidad. Es, en estos momentos, en que descubrimos el sin sentido de la vida centrada en el competir y nos dan ganas de empezar de nuevo, de tener una vida centrada en el compartir”.

Subrayó que “hablan fuerte estos momentos que penetran al corazón más duro, la inteligencia más terca y la libertad más torcida (…) El dolor nos une, nos hace más humanos, auténticamente humanos; Chile está hoy muy unido, nuestro querido país muestra su alma de fraternidad, su lado más claro , su verdadero rostro. El dolor nos une  y nos hace más humanos, y también más humildes, porque frente a la muerte,  sólo cabe arrodillarse  y preguntarle al Altísimo aquello que los hombres no podemos responder, por nosotros mismos”.

Monseñor agregó que “He aquí mi mensaje de esperanza como Arzobispo de Concepción y la respuesta que necesitamos hoy; la muerte de estos hermanos y hermanas no la vamos a comprender sino de rodillas,  frente a la Cruz de Cristo  y sobre todo frente a su Resurrección, ahí está nuestra alegría, nuestro consuelo y nuestra esperanza. Allí la posibilidad de quietud de nuestro corazón. No están muertos, porque la muerte no fue el destino final de Jesucristo, si no que la vida eterna y por Él es el destino de todos los que creen en Él. Cristo murió por nosotros. Es lo que declaramos. Jesucristo resucitó y nosotros, por la fe, resucitaremos por Él y con Él”, manifestó.

En su mensaje dijo también que “hoy pensaba: ¿qué nos enseña este drama que por la inteligencia humana no puede comprender? ¿Cambiará algo en nuestras propias vidas cuando tan de cerca hemos experimentado la fragilidad de la vida?. Sería muy duro y muy triste  que el sacrificio por los demás y la muerte de estos hermanos, que hacían el bien, fuese en vano, que no dejara huellas, que no calara en lo más hondo en cada uno de nosotros. Viendo vuestros rostros, evidente que no somos los mismos, no podemos ser los mismos.  Todo ha cambiado. Si estos hermanos nuestros que volaban alto en la vida y que hoy, desde el fondo del mar nos interpelan nuestro modo de hablar, de vivir, de relacionarnos, de trabajar, de hacer TV, en definitiva, de ser. No podemos ser los mismos. Tanto dolor no puede ser en vano y todo será en la medida que recordemos  que la vida es un regalo, que está llamada a convertirse en un regalo  para los demás. No, hay que dar, darse, ser para los demás,  como lo fueron estos 21 hermanos y hermanas nuestros  que iban a una misión muy especial. Fueron a reconstruir una escuela  y hoy, desde otra dimensión, están reconstruyendo el alma de Chile, Sí, porque todos nos hemos conmovidos  y nos hemos preguntado sobre el verdadero sentido de la vida, que se presenta minuto a minuto,   en su magnificencia y al mismo tiempo en su fragilidad”, concluyó.

Uno de los signos más emotivos de la celebración fue el momento de las ofrendas cuando 21 niños y niñas portaron velas en sus manos y las instalaron a los pies de un atril, instalado en el altar, con las fotografías de los 21 ocupantes del aparato siniestrado. Los pequeños formaron un corazón con sus lucecillas. En ese mismo sentido, al momento de iniciarse la Misa, fueron instalados 21 pequeños cirios en el pasillo de la nave central de la Catedral.   A este hermoso gesto, se sumó el Coro Diocesano que acompañó la celebración de la Eucaristía. Destacó, además, la presencia del intendente regional, Víctor Lobos y numerosas autoridades. 

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