Desde hace algunos años, nuestra Iglesia chilena celebra en este mes de septiembre el mes de la Biblia. ¿A qué se debe que tal celebración se haga en este mes?
Hay dos razones:
1ª El 30 de Septiembre se celebra el día de San Jerónimo, quien en el s. IV d.C., a petición del Papa Dámaso realizó una traducción de las Sagradas Escrituras Cristianas al latín, pues las versiones latinas que existían en circulación eran de una calidad bastante dudosa. La versión de San Jerónimo tuvo una rápida difusión y gran aceptación, de ahí su nombre de Vulgata, que en latín significa divulgada.
Jerónimo dedicó su vida al estudio y difusión de las Escrituras Santas. A él pertenece la provocativa afirmación: “Quien desconoce las Escrituras, desconoce a Cristo”. Es el patrono de los exégetas y de los traductores.
2ª El 26 de Septiembre de 1569 se terminó de imprimir la primera Biblia traducida al español por Casiodoro de Reina llamada “Biblia del Oso”. Se llamaba así porque la tapa de esta Biblia tenía un oso comiendo miel desde un panal. Esta traducción, que posteriormente fue revisada por Cipriano de Valera, dio origen a la famosa versión protestante conocida con el nombre de “Reina Valera”. En esa ocasión fueron publicados 260 ejemplares en Basilea, Suiza.
Si bien es cierto que nosotros no somos como los judíos y los musulmanes una religión del libro, en cuanto que seguimos a una persona, a Jesús el Cristo, la Biblia es un medio privilegiado para conocer a Jesús. Que su lectura y práctica asidua nos conduzca a la familiaridad con Jesús, que nos conduce a la familiaridad con la Santísima Trinidad.
Fuente: Arturo Bravo, Coordinador, Departamento de Animación Bíblica de la Pastoral del Arzobispado
