En el contexto de la Pastoral de Comunicaciones de la Iglesia de Concepción, se realizó una jornada de capacitación de las secretarias (os) parroquiales de la arquidiócesis, que se desarrolló en casa Betania y en que intervinieron más de 40 personas que cumplen el importante rol administrativo y de apoyo.
En la apertura de la jornada estuvieron el vicario de la Pastoral, padre Mauricio Aguayo y el padre Manuel Zúñiga, director del Área de Comunicaciones del Arzobispado de Concepción.
Según Ana Garay, presidenta del grupo de secretarias (os) y perteneciente a la parroquia Sagrados Corazones de Talcahuano, mensualmente, los primeros jueves, entre las 09:30 y las 12:30 horas, se realizada una jornada de formación y capacitación en lo que tiene que ver con áreas pastorales, laborales y administrativas.
Explicó que el trabajo de secretariado parroquial es muy amplio. “Va desde mantener los libros al día, atender público, ver la agenda de actividades del párroco, las actividades pastorales hasta interiorizarse algo del tema económico. Por eso, hemos luchado por mantener esta instancia de formación, que es muy fundamental para todos”, señaló.
Respecto a la jornada de Comunicaciones, dijo que “fue muy necesaria, porque profundizamos sobre la información que se entrega a través de los medios como el portal web, la revista Nuestra Iglesia, Canal JesúsTV y las redes sociales. Es importante que nos familiaricemos con los medios”.
Entre los participantes estuvieron cuatro secretarios parroquiales. Uno de ellos fue Juan Alveol, secretario de la parroquia Cristo Salvador del sector Gaete, Talcahuano, quien lleva dos años en estas funciones. “Somos, en parte, la cara visible de la parroquia y muchas veces, por ausencia del párroco, nos vemos en la obligación no sólo acoger a la gente, sino también ser una palabra de aliento para la gente necesitada, porque se registran hay situaciones difíciles. Por lo tanto, ser secretario parroquial tiene esta belleza de llevar a Jesús, a Cristo Resucitado, a la gente que necesita ayuda”, comentó.
Juan es misionero español y lleva diez años en Chile. “Por mi estudios y trabajo anterior, no tiene nada que ver con lo que hago ahora, aunque el volumen de trabajo no es tanto. No es complicado, pero se tiene que ser ordenado, muy respetuoso y tratar de hacer las cosas lo mejor posible”, aseveró.
Agregó que su misión no tiene duración en el tiempo. “Partimos libremente y libremente podemos volver. Hay otros factores que influyen en nuestras permanencia, lo dejamos todo en España, llegamos sin trabajo ni colegio para los niños, pero ha sido una experiencia hermosa descubrir Dios, como Padre que se preocupa de nosotros, de nuestras necesidades y eso nos da la alegría del que lleva la Buena Noticia, según San Pablo”, afirmó.
Indicó que tiene trabajo de media jornada en la Secretaría Parroquial y el resto del tiempo apoya la Pastoral, específicamente la Catequesis Prematrimonial para novios. “Hemos visto la necesidad no sólo dar cuatro charlas, sino hacer algo penitencial, una eucaristía, un retiro, que profundiza mucho lo que es el sacramento”, concluyó.
