Tras el Vía Crucis, que abarcó 18 cuadras de extensión, monseñor Fernando Chomali, arzobispo de Concepción, expresó que la cruz está aún vigente y son muchos los hombres y mujeres que dicen “tengo sed”.
La conmemoración de la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo se desarrolló en distintos lugares de la arquidiócesis de Concepción y la de mayor extensión fue la que se realizó entre la cruz monumental y la catedral de la ciudad, que fue presidida por Monseñor Chomali.
Durante el largo trayecto, se hizo oración y canto, en cada una de las estaciones de la Pasión, en que la cruz de madera era cargada por distintos grupos de personas. En la penúltima estación, Monseñor Chomali cargó la cruz junto a algunos sacerdotes hasta el interior de la catedral.
En su homilía, el Pastor manifestó que “hemos venido desde la cruz monumental, meditando los misterios de la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, esperando la resurrección. Si estamos cansados, cuánto más habrá estado el Señor. Cuánto habrá sufrido, pero quiero decirles que la cruz sigue vigente. Son muchos los hombres y mujeres que dicen: tengo sed. Son muchos que son injustamente tratados, son muchos los que viven en una cruz permanente”.
Y planteó que “la pregunta es de qué manera nosotros damos consuelo a estas personas; de qué manera nos hacemos cargo de aquellos que están crucificados por la injusticia, por la pobreza, por la discriminación, por tantos factores que opacan la dignidad del ser humano. Leíamos que Jesús fue despojado de todo y se convirtió en nada, para que nosotros, que somos bien poco, por nuestra propia fuerza tengamos acceso a la divinidad. Tenemos que pedirle a Dios con insistencia, que nos regale el don de la fe, de creer que Él, que efectivamente murió por nosotros y resucitó; que nos regale el don de la compasión, que seamos Nicodemo y tengamos la capacidad e cuidar a aquel que falleció, a aquella personas que está enferma o aquel injustamente tratado”.
Oró especialmente para que “en estos días, el Señor nos haga más buenos, más comprensivos, más misericordiosos; que intentemos de corazón construir un mundo según el querer de Dios y que como iglesia, sacramento de Cristo, tenemos que continuar esa misión, con fuerza, con ánimo, con espíritu, y sobre todo con mucha fe”.
Tras la celebración, se realizó la liturgia de la adoración de la cruz, en que los centenares de personas que coparon la catedral, se acercaron a la cruz.
Posteriormente, en un contacto con la prensa, Monseñor Chomali expresó su convencimiento respecto a que “las personas estamos buscando mayor profundidad en nuestra propia vida, buscando mayor sentido, mayor comunión, en definitiva, buscamos más amor. Jesucristo colma todo eso, nos colma de su amor, porque da la vida por todos nosotros y eso se percibe en la lectura y en la tradición de la Iglesia. Y creo que debe ser un llamado a una sociedad que corre y consume mucho, que se defiende mucho y que en cierto sentido ha perdido el norte. Esta semana nos centra en lo más importante, que tenemos un Padre común, que nos envía su Hijo y que da la vida por nosotros y nos invita a celebrarlo hasta que el vuelva”.
Afirmó, además, que “el mundo está tremendamente convulsionado, pero la mayoría de las personas no quiere eso. Creo que hay un abismo muy grande entre la acción política y acción bélica y el sentir de las personas. Quienes tenemos responsabilidades en muchos niveles, debemos estar mucho más atento al sentir de las personas e insistir más en decir no a la violencia, que los conflictos se solucionen con el diálogo e insistir más en la dignidad de la persona humana. Cualquier persona o sociedad que lance una bomba, en el fondo, desprecia la dignidad del ser humano y eso es algo inaceptable. La dignidad de todo ser humano, independiente de su condición social, religiosa, etc. La dignidad del ser humano, aquí, surge con mucha fuerza. Porque Dios dio la vida por nosotros y ese es el mensaje de la vida cristiana, decirlo y vivirlo con más profundidad”.