La devoción, dice Santo Tomás de Aquino, “no es otra cosa que una voluntad pronta para entregarse a todo lo que pertenece al servicio de Dios”.
La devoción a la Santísima Virgen María está profundamente arraigada en nuestro país. La devoción mariana llegó a Chile con los primeros conquistadores españoles en el siglo XVI. Pero los orígenes de la devoción a la Virgen María están en los primeros siglos de la Iglesia y surgieron en diversos países y circunstancias, que fueron plasmando en formas y costumbres que posteriormente se recogieron en la Liturgia.
Algunas expresiones marianas se limitan a grupos, países o a determinadas épocas. Otras son universales y se viven por todos aquellos que quieren honrarla como "se ha hecho siempre, por todos y en todas partes" (San Vicente de Lerins).
El Concilio Vaticano II enseña cuál debe ser la verdadera devoción a María: no un afecto estéril y pasajero, ni una vana credulidad, sino que la recta devoción a María necesita de una fe viva, que lleva al amor y se traduce en imitación.
Advocaciones Marianas
La primera imagen de la Virgen que llegó a Chile fue la de la Virgen del Socorro, traída por Pedro de Valdivia. Pero la Patrona del Chile fue la Virgen del Carmen quien hoy protege a la Patria. En nuestra arquidiócesis se vive con especial cariño su devoción en varios lugares y se manifiesta de manera más patente con la dedicación de algunas parroquias y capillas. Especialmente tres parroquias llevan el nombre de El Carmen (Nuestra Señora del Carmen, en Penco; parroquia El Carmen de San Vicente, Talcahuano y la parroquia Nuestra Señora del Carmen, en Cañete).
En la parroquia San Agustín de Concepción se venera especialmente la imagen y cada último domingo de septiembre se celebra, en el marco del Día de Oración por Chile, una masiva procesión por las calles de la ciudad, con presencia de delegaciones de las FF. AA. y Carabineros.
Por otra parte, en la comunidad de la población Santa Clara de Asís, de Talcahuano, se observa un creciente fervor a la Virgen, donde se guarda la imagen de la Virgen del Carmen Misionera, que donó el Papa Benedicto XVI a Chile.
En Penco, toda la comunidad de las parroquias de Penco y Lirquén (Nuestra Señora del Carmen, La Purísima de Lirquén y Divino Redentor) se vuelca a las calles con carros alegóricos y sus grupos pastorales. Se vive una gran fiesta en torno a la Virgen del Carmen. “Es una demostración de cariño que tiene el pueblo a la Virgen. Cuando se cuestiona y se dice que el cristianismo está en decadencia, esta manifestación dista lo contrario. Es mucha la gente que demuestra el cariño a la Virgen. Este es un tiempo de misión con ella", señalan devotos de la Virgen.
Bajo los sones de la Banda del Pueblo y el canto de coros y grupos, cada comunidad pasa frente a la imagen, que siempre está escoltada por los "andas", que la transportan por las calles de la ciudad.
Cerro de la Virgen
En Concepción, la ciudad lleva el nombre en honor a la Santísima Virgen, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. Todos los años, se vive una extraordinaria devoción mariana, que comienza el 8 de noviembre, con el tradicional Mes de María y culmina el 8 de diciembre con una multitudinaria peregrinación al Cerro La Virgen.
¿Cuál es el origen de esta manifestación? Alrededor de 1978 las primeras peregrinaciones, se realizaron con la motivación de algunos miembros del movimiento Cursillistas, quienes decidieron organizar las peregrinaciones al Cerro los cinco domingos del Mes de María. Como elemento visible, consiguieron una cruz de madera y caminaron haciendo oración. “La lluvia y el barro hacían difícil nuestra marcha, pero con paraguas y chapoteando las pozas, un grupo de cinco personas, rezando el rosario y cantando llegamos a la cumbre del Cerro; allí se hacía una pequeña liturgia, se daba la comunión y volvíamos felices y contentos”, relatan algunos peregrinos, agregando que esa pequeña manifestación se transformaría en una gran peregrinación. “Al año siguiente llegaron veinte hermanos, al subsiguiente treinta, después cincuenta hasta llegar a más de mil personas”.
Coronel, Coelemu, Lirquén, Candelaria y Florida
El diácono Jaime Osorio, de la parroquia San Pedro de Coronel, destaca también el gran fervor que se vive en torno a la Virgen. “En nuestra parroquia la devoción a la Santísima Virgen ha estado siempre presente y hoy se afianza con la llegada de Movimientos Marianos, como los grupos de matrimonios de los Equipos de Nuestra Señora y el Movimiento Apostólico de Schoenstatt, además de comunidades de vidas que han nacido producto de esta devoción mariana, producto de las actividades y procesiones al cerro la Virgen en la ciudad de Coronel”.
Agrega que la parroquia ha logrado instalar muchas actividades que tiene alguna relación con la Madre de Jesús. “Hemos incorporado los rosarios del alba todos los sábados comenzando el Mes de María, desde las comunidades de base a nuestra parroquia central, terminando con una Eucaristía y un Desayuno Fraterno parroquial; la Novena al Niño Jesús en todas las comunidades y el gran encuentro de peregrinación el 8 de diciembre en el cerro, a los pies de la Virgen, donde se reúnen los fieles de las parroquias del sector norte de Coronel y en otras ocasiones nos hemos reunido en el límite de Coronel y Lota todo el decanato del carbón”, expresa, añadiendo que esta experiencia se ha mantenido con el apoyo no sólo de los adultos, sino de los jóvenes, que experimentan el amor de la Santísima Virgen en sus vidas, proyectándola en acciones como el comedor popular y taller María Madre del Pan, en el sector de Cerro Obligado.
El Pbro. Ricardo Oliva, párroco de la parroquia Inmaculado Corazón de María, de Coelemu, manifiesta que el pueblo es esencialmente mariano, de manera que la devoción a la Virgen se vive con mucha fuerza.
El 8 de diciembre, se realiza una masiva procesión. “Es admirable la fe de los católicos hacia la Virgen. Ese día se congrega mucha gente. El pueblo católico manifiesta toda su devoción y amor por la Virgen. Diversos grupos se hacen presente y muchas personas vienen de otras comunas”, afirma.
En la parroquia “La Purísima” de Lirquén, se celebra, el 8 de diciembre, la solemnidad de la Inmaculada Concepción. Esta acción se hace más multitudinaria en la tradicional procesión de la Virgen por las calles de la localidad. En la ocasión, niños vestidos de blanco preceden a la Imagen de la Virgen engalanada. Acompañan la procesión los grupos parroquiales y los huasos venidos de los sectores rurales para rendir homenaje a la Madre de Dios.
En Penco, los habitantes viven también la devoción de la Virgen del Boldo. Una reliquia que guardan las religiosas Trinitarias, en Penco. La imagen, venerada por más de 400 años, fue traída a Penco por don Pedro de Valdivia.
“Penco tiene una tradición mariana de larga data. El pueblo de Penco manifiesta su amor a la Virgen en Nuestra Señora del Carmen, La Virgen del Boldo y La Purísima de Lirquén. Nos sentimos orgullosos como pueblo por el fervor mariano”, recuerda el padre Héctor Rivera.
En San Pedro de la Paz, se vive la advocación de La Candelaria. Como único vestigio de un fuerte español, construido en 1603, es una imagen de la Virgen María, tallada en madera, que se venera en el “Santuario de Nuestra Señora de la Candelaria”, erigido en su honor. Cada 2 de febrero se celebra la “Fiesta de la Candelaria”, que congrega a los fieles en torno a la Virgen y se efectúa una procesión por las calles de San Pedro. El 22 de enero de 1996, el Arzobispado de Concepción la declaró Patrona Principal de San Pedro de la Paz.
Bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, en Florida, se celebra la fiesta patronal, cada primer domingo de octubre. La festividad concluye con la procesión por las calles del pueblo, donde los vecinos adornan sus hogares, para rendir homenaje a la Virgen, que por más de 265 años ha acompañado a la comunidad.