En América Latina y el Caribe, la Iglesia Católica se está preparando para la celebración de una inédita Asamblea Eclesial en dos fases. La primera es un proceso amplio de escucha, mientras que la segunda se trata de un momento presencial que tendrá lugar el 21 y 28 de noviembre de 2021, específicamente, en el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en México, así como también en otros lugares de la región.
Según el manual, elaborado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), la Asamblea Eclesial busca responder la siguiente interrogante: ‘¿Cuáles son los nuevos desafíos para la Iglesia en América Latina y el Caribe, a la luz de la V Conferencia General de Aparecida, los signos de los tiempos y el Magisterio del Papa Francisco, tanto para la Primera Asamblea como en el camino hacia los jubileos Guadalupano de 2031 y el de la Resurrección de 2033?’
En esa búsqueda, el proceso de celebración de la Asamblea persigue una serie de objetivos, entre los cuales destacan el deseo de reavivar la Iglesia de una nueva manera, presentando una propuesta reformadora y regeneradora. Asimismo, busca ser un evento eclesial en clave sinodal, y no solo episcopal, con una metodología representativa, inclusiva y participativa.
Por otra parte, tiene por fin posicionarse como un hito eclesial que pueda relanzar los grandes temas aún vigentes que surgieron en Aparecida y retomar temas y agendas impactantes. Es un kairós, un signo compartido con otros continentes del que pueden brotar muchos frutos.
El último objetivo se asocia con la tarea de reconectar las cinco Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, vinculando el Magisterio Latinoamericano al Magisterio del Papa Francisco y marcando tres hitos: de Medellín a Aparecida, de Aparecida a Querida Amazonía, y de Querida Amazonía al Jubileo Guadalupano y de la Redención en 2031+2033.
Para alcanzar dichos propósitos la Asamblea aspira a contar con una plena y amplia participación de todo el pueblo de Dios que peregrina en América Latina y el Caribe, para que esta Asamblea sea una verdadera celebración de la identidad eclesial al servicio de la vida.
De la misma forma, espera ser una expresión genuina de una presencia que aconseja las esperanzas y anhelos de todas las mujeres y hombres que conforman la Iglesia, pueblo de dios, especialmente, en este tiempo de pandemia. Tiempo en el que la coherencia con el Evangelio de Jesús será el gesto vivo que dará relevancia al ser y estará en medio de los gritos de los empobrecidos y de la hermana madre tierra.
Participación
En el documento elaborado por el CELAM se apunta al rol que todas las mujeres y hombres que conforman hoy la Iglesia de Cristo en América Latina y el Caribe, y que desean aportar a través de la palabra y el testimonio, soliciten la participación en el amplio proceso de escucha. Para ello, es necesario que se generen nexos de conversación con Obispos y los respectivos organismos diocesanos y así asegurar que la voz de todos sea acogida.
Este proceso de escucha, en perspectiva sinodal, será la base del discernimiento comunitario e iluminará la orientación de pasos futuros que, como Iglesia en la región y CELAM debe acompañar al Jesús encarnado hoy en medio del pueblo, en su sensus fidei, que es su sentido de fe.