Para la comunidad parroquial de Arauco, la celebración de Pentecostés fue motivo de reflexión, de mucha piedad y gran celebración.
En Arauco la Vigilia de Pentecostés se realizó en la Sede Parroquial y también en una capilla central del sector Cordillera (Pueblo Nuevo). En ambos lugares la concurrencia fue numerosa, y destacó la gran concurrencia de adultos mayores.
Pasados los 50 días después de la gran festividad de Pascua, con fe la feligresía araucana pidió a Dios fortalecer la vida de Iglesia y particularmente la vida de las treinta y dos comunidades locales.
En la Sede parroquial después de la misa de la tarde se continuó con la Adoración al Santísimo, se rezó y reflexionó en torno a los siete dones del Espíritu Santo. En el sector Cordillera de Pueblo Nuevo (Carampangue) se reunieron ocho comunidades donde además de la reflexión se dio la posibilidad de reconciliarse con el Señor, recibiendo el sacramento de la Reconciliación. Fue un momento idóneo para reflexionar en comunidad e individualmente sobre los misterios del amor de Dios. Un fraterno compartir campesino ayudó a pasar el frío de la noche y degustar lo que con mucho cariño prepararon las personas que con esfuerzo llegaron desde distintos sectores.
Los fieles tomaron conciencia que la función del Espíritu Santo en la Iglesia es fundamental, por ello la devoción al Espíritu Santo va tomando fuerzas entre los araucanos. Al igual que el año pasado, esta celebración fue precedida por una novena.
El Párroco hizo un llamado a las personas que están viviendo separadas de Dios a confiar en el amor de Dios, una invitación especial para aquellos que no le ven sentido a su vida, a esos hermanos que se han sumergido en la indiferencia o les falta un impulso para unirse a la tarea evangelizadora. Es preocupante la situación de desencanto que se vive en algunos sectores pero asegura que “el Espíritu Santo nos da la fuerza para resistir y nos inspirará para salir adelante,lo más importante es ponernos en oración y apoyar la actividad misionera que estamos realizando en nuestra Parroquia”. Concluyó afirmando que “sobre nuestra Iglesia también hoy el Señor hace descender su Espíritu, debemos abrir nuestro corazón y comprometernos con la causa de Jesucristo”.