Los fieles de la parroquia Nuestra Señora de la Candelaria de Tomé coparon el templo parroquial para despedir al padre Víctor Álvarez Tapia, quien deja dicha comunidad para trasladarse a Concepción, donde asumirá próximamente como párroco de la Parroquia Universitaria.
El padre Víctor estuvo acompañado de los sacerdotes Jorge Delpiano, Bernardo Álvarez (su hermano mayor) y Pedro Osses, además de sus padres y hermano menor. Las muestras de cariño fueron numerosas. Los fieles, con alegría por haber compartido cinco años junto a él, prepararon la Santa Misa. Así testimoniaron su afecto y comprometieron sus oraciones ante la nueva misión pastoral a la cual es enviado, que se suma al reciente nombramiento como Vicario Episcopal para la Pastoral Juvenil.
El sacerdote se mostró emocionado y también feliz por su paso en esta parroquia. “Llegué en un contexto muy difícil el año del terremoto, y he acompañado a la comunidad por cinco años. Solamente tengo palabras de agradecimiento, y luego pedir a los fieles que continúen en lo que hemos estado en este tiempo, trabajando para que la Iglesia realmente sea una Iglesia en salida, en medio de una cultura del encuentro a la cual nos invita el Papa Francisco”.
Respecto de lo que destacaría de la comunidad, Álvarez señaló que “si bien uno se forma durante siete años en el seminario y uno más antes de la ordenación sacerdotal, en realidad quien forma al sacerdote es la comunidad cristiana, y aquí me he dejado formar como sacerdote en el cariño, la acogida, la disponibilidad, el saber escuchar, la sabiduría, todo el mundo de los enfermos que a uno le enseña tanto, y también particularmente en el contacto con cada una de las realidades sociales de la comuna”.
Casi al concluir la celebración, el padre Víctor pidió a sus padres que pasaran adelante, destacando que las vocaciones nacen en el seno de una familia. “Nosotros somos dos hermanos sacerdotes. El Señor nos llama a todos a vivir la vida cristiana y también dentro de esa vida hay algunos a los que se ha llamado para acompañar a la comunidad como pastores. Hace poco hemos celebrado a San Alberto Hurtado, entonces la invitación es a preguntarnos qué haría Cristo en mi lugar, precisamente desde el lugar en el que uno está, en las comunidades, animadores, catequistas, preguntarnos eso para que entreguemos de buena forma nuestros talentos y los dones que Dios nos ha regalado”.
Antes de finalizar la Eucaristía, el sacerdote recibió un galvano de manos de autoridades comunales, junto a una copia de los escudos heráldico y económico. Al salir del templo, muchos fieles se acercaron para entregar un último saludo. Al mismo tiempo, desde el balcón interior, los jóvenes desplegaron un lienzo que tenía escrito “Unidos en la oración, ¡gracias!, padre Víctor”.
Concluida la Eucaristía hubo una recepción en el Club de Leones de Tomé, ocasión en la cual fue posible compartir más íntimamente y entregar algunos obsequios al festejado.
Larry Henríquez Bravo – Periodista
Colaborador Parroquia Nuestra Señora de la Candelaria de Tomé