Con devoción, centenares de fieles se reunieron en torno al odeón de la plaza Independencia, en Concepción, para participar en la bendición de ramos, que impartió monseñor Fernando Chomali y, posteriormente, seguir en procesión hasta la catedral. En todas las parroquias se vivió un ambiente similar.
El templo se repletó de fieles, como signo evidente de comenzar a vivir Semana Santa. En la celebración de la Misa, se hizo un relato de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Luego, en su homilía, nuestro Arzobispo expresó que “con mucho cariño, con mucho trabajo, año a año, tratamos de animar lo mejor posible esta celebración, porque es entrar en el misterio mismo de nuestra propia vida, en esto que podemos vernos reflejados nosotros, siempre con un horizonte de esperanza que nos trae la resurrección”.
Agregó que “hoy llegamos a Jerusalén con las palmas y viviremos todo el proceso de Semana Santa para ver cómo Dios a mí me amó y cómo me invita a un cambio en mi propia vida, cómo me llama a una vida nueva, según el espíritu. Los invito a que esta semana sea distinto; dejemos de lado todo aquello que nos separa de concentrarnos en profundidad en este misterio. Jesucristo padeció, murió y resucitó y nosotros muertos en el mal y el pecado, resucitemos junto a Él”.
Al término de la Misa, Monseñor indicó que “prácticamente Semana Santa comenzamos a vivirla en Yumbel, adonde llegaron alrededor de 500 mil peregrinos a adorar al Señor y a encontrarse con San Sebastián, Veo mucho entusiasmo, muchas ganas de encontrarse con el Señor, en la Iglesia, de reencontrarse como hermanos en esta celebración en la catedral y en todas las parroquias”.
Adelantó que la Misa Crismal – a celebrarse este miércoles 28 de marzo a las 19:30 horas en la catedral – es “un punto crucial porque todos los sacerdotes renovamos nuestras promesas sacerdotales y nos reanima el compromiso que asumimos para servir a Jesucristo, de imitarlo y sobretodo de mostrarlo a Él. Es una celebración muy hermosa y es un momento fuerte en la vida eclesial”.