Con emotivos testimonios concluyó la Eucaristía que presidió el Vicario General de la Arquidiócesis, Pbro. Juan Carlos Marín, en el contexto de actividades de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Concepción.
La acción se realizó en la parroquia El Sagrario y contó con la presencia de autoridades como la gobernadora provincial de Concepción, Andrea Muñoz; el seremi de Justicia, Jorge Cáceres y el alcalde de Chiguayante, entre otras, además de numerosas personas como muestra de apoyo y solidaridad a quienes no han encontrado a sus familiares detenidos durante el gobierno militar.
Durante la Oración Universal, se pidió, especialmente por “nuestros esposos y esposas, hijas, hermanos, padres y madres, abuelos y abuelas, que un día fueron arrancados brutalmente de nuestras familias y, a quienes todavía buscamos para hacer nuestro duelo de verdad, para llevar una flor, para llorar con certeza su partida, a todos ellos los encomendamos a las manos y el corazón misericordioso de Jesús, que sabemos no los dejará solos”.
En su homilía, el Vicario resaltó la celebración de la Eucaristía es una acción de gracias a Dios, “porque Dios es la vida, la verdad y el camino. Todos debemos estar preocupados y esto es muy importante para nuestra patria. Todos somos responsables de todos. Parece que esto se ha olvidado en Chile. Esto vale para todos los ámbitos, en lo político, en lo económico. Todos somos responsables de la vida de la Patria y nadie debiera decir: es que a mí no me toca”.
Reflexionando sobre en la lectura del Evangelio de Mateo 18; 12-14, indicó que “si el Pastor va por una oveja, que para Él es el todo y está perdida. Por eso, la situación de los familiares de detenidos desaparecidos no es sólo responsabilidad de ellos, sino de todos; es tarea de toda la sociedad”.
“A esto, nosotros llamamos misericordia ¿dónde está tu hermano? Misericordia es lo que tiene Dios, tiene el corazón y está con el corazón en los que sufren y para los que sufren. Por lo tanto, hay una responsabilidad social e individual que es evidente, pero para una nación cada proyecto, que es común para la patria, es responsabilidad de todos. Esta es la cultura de la misericordia ¿Dónde está tu hermano? Es la cultura del encuentro, del diálogo. Es la cultura de colocarse en el lugar del otro. Por eso, muchas veces se levantan voces, porque no hay una cultura del encuentro. Es tener compasión, ponerse en el lugar de quien padece; hacerse responsable del todo, por esa oveja perdida”, profundizó.
Agregó que “quien intente desentenderse de la misericordia, se dispone a desentenderse del hombre en cuanto hombre. Esa es la indiferencia, que es una plaga que nos corroe. Siempre habrá sufrimiento que necesite consuelo; siempre habrá alguien a quien escuchar, por eso la cultura del encuentro. Quienes siguen esperando a sus seres queridos, para saber dónde están y decirles dónde están, deben tener la cultura de la misericordia, porque también hay que saber perdonar y ser perdonado. Quieren saber dónde están, serán 40, 50 años, siempre esperarán”.
El Vicario enfatizó respecto a que “una sociedad que elimina el amor y el perdón deshumaniza las relaciones humanas. El Estado debe tener alma, esto significa construir siempre la cultura del amor, la civilización del amor. En medio del dolor legítimo y justificado de los familiares de los detenidos desaparecidos, que aún permanece en sus corazones, siempre está, invitarlos a navegar mar adentro con la certeza que el don de la misericordia, llegará, el don del descubrimiento de encontrar a su ser querido llegará, tarda, pero llega”.
Antes de la bendición final, se manifestaron emotivos testimonios. Uno de ellos, fue para recordar a César Arturo Negrete Peña. “No existen palabras para expresar lo que hicieron; pero tal vez haya un futuro para remediarlo. Fuiste mi único hermano, sol de mamá, como decía ella, un día fatal te arrancaron de nuestras vidas, nos desgarraron el corazón. 9 diciembre 1974, se inició la búsqueda incansable de su paradero. Marchas, huelgas de hambre y múltiples actividades exigiendo justicia. Sin embargo, hasta ahora no hemos tenido respuesta a nuestra búsqueda…”
Finalmente, dirigentas de la Agrupación agradecieron “por el largo caminar juntos” y especialmente resaltaron la acogida permanente de la Iglesia de Concepción y particularmente, al padre Juan Carlos Marín.