Sorprendido por la numerosa presencia de fieles, provenientes de las distintas comunidades, que lo acompañaron con alegría y cariño, tomó posesión de la parroquia Jesús de Nazareth, en la comuna de Hualpén, el R. P. Rodrigo Romero Cariz, de la orden de Hermanos Menores Capuchinos.
Durante una Eucaristía, que presidió el Vicario General de la Arquidiócesis de Concepción, Pbro. Juan Carlos Marín, el nuevo párroco hizo su profesión de fe y juramento de fidelidad y posteriormente firmó el acta para asumir sus nuevas responsabilidades pastorales, cumpliendo con el rito de este nombramiento.
Antes de concluir la celebración, agradeció a los fieles de las comunidades Cristo Redentor, San Francisco, Santa Clara, Santísima Trinidad, Jesús Palabra, Madre del Salvador y Jesús Obrero y también venidos desde la parroquia San José de Concepción y de Los Ángeles. “Quiero agradecer a mis hermanos Salvador, Leonardo y Eulalio, porque asumimos esta parroquia como fraternidad. Les pido tener paciencia y con sabiduría poder acompañar al pueblo de Dios, pero tiene que ser entre todos para caminar juntos. Yo necesito aprender de ustedes, porque somos hermanos. Trabajemos juntos para crecer juntos, porque además, hay muchos proyectos. Hagamos de esto una gran familia, comencemos porque hasta ahora poco o nada hemos hecho, como dice San Francisco”.
El Padre Juan Carlos Marín, en su homilía, valoró que “en este tiempo de la Pascua, una gran alegría para esta comunidad al recibir a su párroco, que con paciencia, sabiduría y con humildad los irá conduciendo, para que puedan llegar a Cristo y amarlo con mayor intensidad…un párroco que guía a su comunidad, debe cumplir constantemente y discernir, qué es lo mejor para cada uno desde Cristo. Un pastor es quien discierne desde la palabra de Dios, lo que es mejor”.
También llamó a que “los cristianos debemos ser apóstoles en medio de la sociedad, anunciar a Cristo sin importar la persecución y el sufrimiento y dar testimonio de la alegría de Jesús. No apaguemos la alegría que nace del Señor resucitado”. Agregó que “un nuevo párroco pone todo en las manos del Señor, ofreciendo su pequeñez para que Dios la convierta en una grandeza para su comunidad. Cristo resucitado es parte y reparte parta todos”.