Con un mensaje de paz y amor se celebró la Vigilia Pascual en Concepción

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Publicado el: 20 abril, 2014

Un profundo mensaje de vida, paz y amor, entregó monseñor Fernando Chomali, durante la Vigilia Pascual y Resurrección del Señor.

La celebración se inició en el atrio de la catedral de Concepción, a las 21 horas, donde se encendió un brasero para encender el Cirio que llevó luz a centenares de fieles que encendieron sus velas hasta el canto del “Gloria”, acompañado del fuerte tañir de las campanas, que anunciaron la resurrección.

Monseñor Chomali resaltó la maravilla que más de mil millones de católicos celebraban también, en el mundo, la Resurrección de Jesucristo. “Lo hacemos con mucha alegría, porque encontramos, aquí, la respuesta importante a nuestras vidas. Hablo sobre la muerte, que no es la última palabra,  de la orfandad, que no es la última palabra y hablo de  la violencia y voy a decir que no es la última palabra, porque Jesucristo nos trae vida, compañía y la paz y el amor”.

Sostuvo, en su homilía que si este mensaje llegara al corazón de las personas, no cabe duda que tendríamos una sociedad distinta. “La sociedad no se construye desde el corazón de cada uno. Un corazón reconciliado nos lleva a un país reconciliado; un corazón que ama nos lleva a un país más fraterno; y este es el empeño de la Iglesia”, subrayó.

“¿Qué  es lo que a nosotros nos duele? Uno, el gran enigma de la muerte. Todos  seguramente hemos sufrido la muerte de un ser querido y nos damos cuenta cómo la ciencia y la tecnología, la economía, la sociología y el arte, es muy poco lo que tiene que decirnos. En segundo lugar, esa  sensación de orfandad que tenemos los seres humanos, de ver que el tiempo pasa y no vuelve; de  sentirnos, muchas veces, indefenso, frente a las distintas circunstancias de la vida. Y la tercera, queremos una respuesta a la dificultad que tenemos para entendernos, entre nosotros, entre los países, entendernos  al interior de la familia.  La verdad es que no es fácil comprendernos, no resulta fácil la convivencia y lo vemos día a día”, reflexionó.

Planteó: “¿Hay solución a esto?  La solución es una persona que nos trae salvación. En primer lugar nos da una respuesta contundente respecto a la muerte. Lo segundo, la sensación de orfandad que tenemos los seres humanos y la respuesta también la da Jesucristo. Por último ¿Cómo vivir de manera más armónica entre nosotros? Tantas dificultades para comprendernos. ¡Cuántos matrimonios que llegan felices al altar  y  a los dos años están separados! ¡Cuántos sacerdotes que han llegado felices al día de la consagración y después decaen en su fe y abandonan el sacerdocio! ¡Cuánta gente queda en el camino por esta incapacidad que tenemos de comprendernos! La verdad es que el Señor nos dice: “Hagan lo que yo les he mandado” “Ámense los unos a los otros” Pero no es un amor teórico.  No es un amor a la humanidad, sino que es el amor concreto de Aquel que les lava los pies a los hombres. Servir a los demás es la razón de ser de nuestra vida. Es la forma en que se manifiesta el amor que le tenemos a Dios”, concluyó.

Recalcó que las obras de servicio a los demás, desinteresada y gratuito es la manera que tenemos los seres humanos de mostrar el amor que le tenemos a Dios. “Y es eso lo que va a construir fraternidad. No esperemos que la fraternidad se construya por decretos. La  fraternidad se construye cuando cada uno de nosotros tengamos un corazón fraterno y reconciliado con Dios”. 

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