Mons. Fernando Chomali, a la luz de la polémica que ha desatado comercialización y distribución en Chile de un producto químico denominado Levonorgestrel (0,75 mg.), más conocido como la “píldora del día después”, ha realizado un artículo en el que pretende mostrar que ello constituye un error que puede tener graves consecuencias personales y sociales.
A la luz de la polémica que ha desatado comercialización y distribución en Chile de un producto químico denominado Levonorgestrel (0,75 mg.), más conocido como la “píldora del día después”, resulta lícito preguntarse a) si es un medicamento, b) si su prescripción constituye una terapia y, por lo tanto, si es un acto propiamente médico, c) de no ser un medicamento, si le corresponde a las instancias responsables de las políticas de salud de un determinado país autorizarlo para el uso público d) si ¿no estamos acaso frente a una nueva cultura que se pretende imponer por decreto, sin que medie reflexión alguna por parte de todas las instancias de la sociedad que, sin duda, pueden hacer un aporte significativo? ¿Si es lícito negarse a prescribirla, distribuirla o venderla por parte de quienes tienen responsabilidades al respecto?
Estas preguntas son pertinentes porque son muchas las personas que se refieren a este producto químico como un medicamento en virtud de que surge desde en el marco de las políticas sanitaria por parte de la autoridad, y por lo tanto aparentemente neutra desde el punto de vista moral y con vistas al bien común. En este artículo pretendo mostrar que ello constituye un error que puede tener graves consecuencias personales y sociales.
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