Una Eucaristía fue la ocasión propicia para que profesores de la Arquidiócesis de la Santísima Concepción, que se desempeñan en distintos ámbitos del quehacer educativo, celebraran por adelantado su día.
La Santa Misa fue presidida por el Vicario Episcopal para la Educación padre Francisco Osorio, junto a los sacerdotes Carlo Lira, del Colegio Salesiano, y Héctor Mora, del Colegio San José de Cabrero.
Hasta la capilla del Colegio Inmaculada Concepción llegaron docentes de establecimientos particulares pagados, particulares subvencionados y del sector municipal. Todos, reunidos bajo la característica común de ser profesores que se desempeñan en el ámbito educativo.
En su mensaje, el sacerdote destacó que “el maestro tiene la hermosa tarea de ser formador de alumnos y alumnas con quienes se trabaja a diario. No cualquier persona sirve para ser profesor o profesora. Uno puede tener mucho dominio de una materia, ser un experto en algo específico, pero puede que no tenga el don de enseñar. Y por lo tanto, una de las características fundamentales de toda vocación y especialmente de ser maestro, es el amor. Si uno no ama no puede educar. Si uno no se compromete con la vida de los niños y jóvenes con quienes trabaja, evidentemente se podrá entregar conocimientos, pero no formar. La clave para todo profesor es que debe ser un educador, un formador de personas capaz de sacar de los alumnos y alumnas todas las potencialidades que tienen, que son inmensas”.
El Vicario prosiguió señalando que “el desafío es ser coherentes. ¿Por qué a Cristo lo seguía tanta gente? Porque veían que su manera de enseñar era totalmente distinta al modo que tenían de enseñar los fariseos y autoridades religiosas de ese tiempo. El Señor enseñaba el Evangelio con autoridad, lo que significa que lo que él estaba diciendo lo hacía de una manera coherente, atractiva”.
Durante el ofertorio, los profesores presentaron signos que mostraban su quehacer como educadores: un bolso de trabajo con distintos materiales, que representaba los esfuerzos de cada día para otorgar conocimientos a sus estudiantes; la Biblia, libro que habla de la fe vivida en un encuentro personal con el Señor y también compartida y alimentada en la comunidad educativa, y finalmente los dones de pan y vino, con el deseo de que mediante el Espíritu los profesores puedan ser pan partido y entregado a los demás.
Al concluir, el padre Francisco recalcó que “Cristo cuando educa y enseña lo hace siempre de una manera humilde y sencilla. Si uno ve el mensaje de Jesucristo, no son palabras rebuscadas, Él pretende que todos entiendan. Si Cristo, para un mismo contenido, por ejemplo el Reino de los Cielos, utiliza distintas estrategias y métodos, nos está diciendo que como profesores si queremos entregar bien un contenido debemos conocer a nuestros alumnos, y lograr que entiendan a través de ejemplos sencillos”.
Finalizada la celebración, se compartió un coctail en uno de los salones del Colegio Inmaculada Concepción.
Larry Henríquez Bravo, Periodista, Vicaría para la Educación y Fundaciones Educacionales.