A poco más de un año de su misión pastoral, el Vicario Episcopal de Arauco, padre José Luis Roldán se siente feliz y profundamente comprometido con la tarea evangelizadora de la Iglesia, en esa zona.
Hace 20 años, fue ordenado sacerdote en Buenos Aires, Argentina y de todo este tiempo, 14 años de su servicio pastoral han transcurrido en Chile, específicamente en la Arquidiócesis de Concepción, comenzando en la Ciudad del Niño (Hualpén), cuando este centro estaba atendido por los Hermanos Pobres Siervos.
¿Dónde ha desarrollado su trabajo pastoral (en qué parroquias)
Desde la Ciudad del Niño, tuve la oportunidad de colaborar en varias parroquias de la zona, en conjunto con el padre Fernando Speranza (Pobre Siervo), y los padres Miguel Macaya y Enrique Moreno Laval de los SS.CC. Colaboré activamente en las parroquias de los Sagrados Corazones, San Miguel y Santa Cecilia, cuando estaba enfermo el P. Carlos Puentes (hoy fallecido).
Después, en el 2004, me fui a Talcamávida, ya en el proceso de discernimiento de quedar en la Arquidiócesis, muy acompañado por Monseñor Moreno y asumí como Administrador Parroquial hasta diciembre de 2012, ya que el día 30 celebré mi última Misa allí. Entre tanto estuve “de paso” en San Juan de Mata, y siete años fui Párroco en Natividad de María. Hasta que el 13 de enero asumí como párroco en Lebu; después fui administrador parroquial de San José en Curanilahue, hasta el 22 de diciembre del año pasado. Debo decir que siempre, y en cada lugar me he sentido muy feliz de trabajar con la gente
¿Cómo ha sido este caminar pastoral como Vicario Episcopal?
Un gran desafío, como todo lo que Dios nos propone. Siempre digo que una cosa es lo que uno piensa y proyecta desde fuera, y otra bien distinta es lo que se ve ‘desde dentro mismo de la misión’. De verdad es una apuesta desafiante y a largo plazo, es una tarea de oración perseverante, voluntad, presencia, y convicción de que lo que se hace, quizás poco, sea lo que Dios quiera. Es un lugar donde no existe la expectativa del “logro personal”, por eso es desafío, y eso da la certeza que es de Dios.
¿Qué rol juega el Vicario Episcopal en la Zona?
El rol más complicado que juega es lograr que se ‘entienda’ que es, y que lo entiendan los mismos sacerdotes, religiosas, laicos, partiendo que no es un jefe, ni es un fiscalizador, ni un vaya a saber qué cosa extraña, sino un cura que tratará siempre, humildemente, de ser un nexo más concreto de la Iglesia en Arauco con el resto de la arquidiócesis, y que busca aunar, coordinar, organizar en comunión con todos, las iniciativas y la fuerza pastoral de los que desde hace años entregan en esta provincia un servicio generoso, duro, silencioso en el anuncio del Señor a sus hermanos.
¿A qué ámbitos específicos ha dirigido su quehacer pastoral?
Es complicado responder porque una cosa es lo que uno piensa y proyecta desde fuera, como decía, otra es ‘estar aquí’. Por ejemplo, me costó asumir y trabajar como párroco en Lebu, por la razón que desde fines de marzo hasta que asumió el P. Pablo Leiva, en diciembre de 2013, atendí también la parroquia San José de Curanilahue, y aquí agradezco la ayuda del Padre Pedro Albornoz, del Padre Enrique Contreras, y de otros, pero eran ya dos parroquias…y una golpeada, con gente muy buena, pero llena de incertidumbres. No fue fácil.
Los ámbitos específicos son los mismos lugares de la gente, especialmente los más necesitados, donde creo que vale el ‘estar presentes’ con ellos. Tratamos de acompañar a los pescadores artesanales con proyectos, en diálogo en sus sindicatos, intentos de capacitación, con las mujeres encarnadoras de pesca, con los indigentes golpeados por el alcohol que están en la calle; estamos proyectando comedores, hay varios en las distintas parroquias, pero no alcanzan, hay familias que están sufriendo privaciones y que por fuera se ven como si no tuviesen necesidad, ellos no piden en la calle, a las familias que sufren por falta de trabajo. En Curanilahue, el año pasado, tomaron la parroquia unas personas sin trabajo, con las cuales se logró un acercamiento, un dialogo rico, de encuentro, que a uno lo hace crecer; gracias a Dios se abrió un camino con la gobernación, el municipio, etc. y se solucionó en parte algo, pero son situaciones que al final a uno lo dejan impotente, y cuestiona
¿Arauco es una zona difícil para evangelizar?
Creo que sí, pero sin dramas. Creo que no es mayor que en la ciudad, son otras formas de anuncio quizá, aquí hay una población claramente mayor en número de evangélicos que católicos las presencias evangélicas en número de ‘iglesias’ son abismales, pero creo que el desafío, lo que realmente cuesta, es acercar a los numerosos católicos bautizados que no están en nada, ni lo uno ni lo otro. Y lo difícil es ‘hacer presencia’, estar aquí, compartir la vida con los hermanos; estamos muy centralizados en Concepción aun, quita tiempo ir a Concepción, por ejemplo no se puede pastorear aquí, y trabajar allá, es imposible. Creo que eso lo hace más difícil.
¿Qué dificultades ha encontrado en este proceso?
Lo que decía antes, asumir dos parroquias, donde uno es responsable, se siente dividido tironeado por “dos familias”, y es lógico por otra parte, donde hay que responder a las dos y de la mejor manera; sin perder la felicidad y la responsabilidad de estar haciendo lo que Dios pide.
Sumémosle las distancias, pensemos que a Concepción son 280 kms ida y vuelta, la movilidad vehicular, los escasos recursos económicos con que se cuenta, en Lebu la parroquia tiene un Hogar de ancianos (del cual el párroco es responsable último) con problemas serios, con treinta adultos mayores, donde debíamos estar presentes; a su vez , es una parroquia que lo está observando y conociendo , que quiere y necesita caminar con uno, como uno con ellos, son varias cosas que se presentan como dificultades pero que no impide, de ninguna manera, hacer camino.
¿Es la falta de sacerdotes uno de los obstáculos para la evangelización?
Debe ser uno de los obstáculos fuertes. Ojalá fuéramos diez más. Gracias a Dios tenemos religiosas que se esfuerzan, luchan, trabajan mucho más que uno en las cosas del día a día, y laicos maravillosos. Pero insisto en que la dificultad aun es ser cuerpo, comunión, hay mucha buena voluntad de parte de todos, y mucho trabajo, pero en “ámbitos parcelados”, nosotros hacemos así, y nosotros asá; eso debe modificarse, pero es necesario crecer en la convicción personal de una ‘conversión pastoral’, por ejemplo: es necesario más diáconos permanentes, entiendo que unos 25 al menos, pero es más necesario aun darles a conocer que es “ser” diáconos permanentes, por qué no se sabía nada de esto. Estamos observando e iniciando diálogo con algunos jóvenes en vistas a lo vocacional, pero es tarea dura aun, los jóvenes emigran de Arauco, de Lebu, de Los Álamos, de Temuco Chico, de Pehuén, etc. ¿cómo se logra continuidad con ellos? Concepción los absorbe.
¿Desde esa perspectiva se ha planteado algún objetivo para motivar vocaciones?
Partiendo de un proyecto vocacional que empiece por la oración de la comunidad pidiendo a Dios los pastores para la Iglesia como ‘tarea de todos’, que vaya de la mano con el testimonio personal que logre ‘encender corazones’ (esto que a veces esta venido a menos y, lo digo primero por mí mismo) Por qué podemos escribir hermosos proyectos que en la práctica se caerán sino es de Dios. Habrá que esperar y dejar sanar heridas, ya no es tan fácil por ejemplo, que los niños sean acólitos, aquí los padres lo ven con temor, hay que sanar heridas, pasaron cosas tristes, y desde los acólitos se podría motivar el llamado de Dios; esa oportunidad la perdimos. El segundo paso será proyectar (en el papel ya está diseñado) encuentros, motivaciones en colegios, comunidades, etc. Que ojala logremos en este 2014.
¿Es el tema social uno de los desafíos de la Iglesia en Arauco?
Sin duda, esta es una provincia muy sufrida y que (a mi modo de ver) se constituye en un desafío mayor hacia el futuro. El tema del trabajo, la pesca, la incidencia de las forestales, el agua, las tierras que en los próximos años estarán improductivas, la vivienda, el tema de la tercera edad. Me parece que se constituye en un gran desafío, hoy estamos ‘haciendo algo’, hemos intentado cosas, un proyecto de captura y proceso de jaibas para sesenta familias del sector costero (que aún estamos luchando para conseguir financiamiento) y varios emprendimientos más, pero la falta de recursos monetarios, a veces para pagar un profesional frena muchas cosas, (aunque uno se encuentra con la buena voluntad de profesionales y de instituciones) pero se hace cuesta arriba, no existe a nivel general mucha generosidad.
Pero si sumamos a esto, la gran población de adultos mayores, la ausencia de jóvenes que buscan en las grandes ciudades su futuro, la falta de formación de líderes y capacitación real de las personas claves, el rol de la mujer, las personas que antes vivían de la pesca, y hoy son adultos mayores, o están imposibilitados de hacerlo, es un desafío tremendo hoy, y a futuro, para un desarrollo real no ‘maquillado’.
Destaco muchos emprendimientos que se hacen silenciosamente en la iglesia, que no se muestra, que no se ve demasiado, la tarea de los Padres y laicos Jesuitas en Tirúa, los hogares de ancianos, Lebu, los Álamos, Arauco, Cañete, etc. Hogares de niñas, por ejemplo en Curanilahue, hospederías, asistencia, trabajo con presos, cosas que no se ven y que se deberían quizás mostrar, pero que personalmente y quizá sea un error mío, creo que la “solidaridad no se fotografía, ni el amor se filma”, Dios actúa y se deja ver en los hermanos que sirven a otros hermanos cuando él quiere.
¿El trabajo en el plano de la educación desde la Iglesia se ve fortalecido con la UCSC? ¿Los colegios católicos son una fortaleza?
Sin duda, la UCSC en Cañete es una gran fortaleza, es de una ayuda invalorable, y eso es muy valioso y motivo de agradecimiento para los jóvenes y las familias de la provincia, tanto como lo son otras instituciones, por ejemplo CEDUC de la católica del norte, así como los colegios de religiosas, el San José de Cañete, aciertos que van en la línea del servicio, de la formación, del ‘sembrar’ lo concreto en el hermano. Pero, también existen muchas obras que peligran , que son muy buenas, y por “números en rojo” se cierran, tal es el caso del IER de Los Álamos, que gracias a Dios se consiguió que siga este año 2014, y sin ser colegio religioso propiamente, hace tanto bien a tantos jóvenes de lugares rurales alejados de los centros urbanos. Creo que es un camino a potenciar desde la iglesia la educación en esta provincia.
¿El trabajo mancomunado con los párrocos y vicarios es fundamental?
Sin duda que es fundamental, pero es un camino a construir lentamente, con algunos se logra con mayor facilidad que con otros, creo que es proceso, es algo que se debe lograr, hacia lo que aspiramos. En todos existe una gran voluntad y vocación de servicio, uno llega mirando y aprendiendo, y se ve que el empeño y el desgaste de los sacerdote es mucho. Esta provincia debería ser “escuela de formación” en alguna etapa del seminario, como muchos otros lugares de la arquidiócesis, pero aquí la distancia, el clima, la adversidad, la necesidad fraterna sería un buen elemento formativo, ¿por qué no pensar un año pastoral integro antes de la teología por ejemplo? (es solo una idea personal).
¿La Iglesia de Arauco le atribuye una gran importancia al trabajo con el pueblo mapuche?
Ciertamente el pueblo Mapuche es protagonista de esta provincia desde su aporte cultural, desde la riqueza de su presencia en esta zona, eso es un tesoro en sí mismo. La pastoral Mapuche está presente y activa en su realidad; tanto como los Padres Jesuitas en Tirúa. Si considero que debemos dar pasos en este aspecto y llegar a conformar grupos de reflexión, encuentro, oración, ayuda, colaboración, con aquellos Mapuches que están en los centros urbanos y que se ‘mimetizan’ muy a pesar suyo creo con lo ciudadano, postergando así lo esencial de su cultura y su fe.
¿Cómo va el proyecto para derivar jóvenes de Arauco a la residencia en Concepción?
Serán diez jóvenes para iniciar este 2014, y se lo ve como el inicio de algo que será más grande aun. Son tantos los que necesitan de un lugar en la ciudad para estudio. Aquí Monseñor Chomali cumple un rol fundamental, como gestor, y preocupado ‘buscador’ de recursos, desde aquí solo aportamos la selección de los jóvenes, y la búsqueda de ellos, Monseñor toco corazones generosos y golpeo puertas, esto es de él.
¿La llegada de religiosas de distintas congregaciones y sacerdotes extranjeros son un apoyo importante para evangelizar?
Un gran apoyo, en Curanilahue, las Hnas. Colombianas, (como las llaman) están haciendo, al igual que las Betlemitas en Lebu, un trabajo maravilloso, paciente, diario, de encuentro con las personas, de ir casa a casa, de ver enfermos, de acompañar personas, de emprender tareas comunitarias con las diferentes capillas, etc. Un aporte valioso sin duda y que será siempre productivo en comunión con los sacerdotes y laicos comprometidos. Son quienes se han aunado al trabajo de años de otras presencias de religiosas y sacerdotes en la provincia, hacen un servicio muy apreciado y silencioso. Destaco también la vida sacerdotal de P. Pedro Flores, en Arauco alguien bien dispuesto, apreciado por las personas y cercano.
Por último ¿algún aspecto que sea importante que desee agregar?
Existen en mí muchos deseos de servir, como mi primer día de sacerdote, aprovecho para agradecer a Ricardo Quezada, recientemente ordenado Diacono, que también comparte este deseo plenamente conmigo. Estamos empeñados en cumplir con alegría la tarea encomendada, estamos contentos en la provincia de Arauco, y si decir que reconozco mis limitaciones, y sé que por mis ‘capacidades’ poco puedo hacer, pero de la mano del Señor intento todos los días servir a los hermanos de esta tierra, hasta que el Sr. Obispo disponga otra cosa.