En parroquia San Agustín fue consagrado nuevo sacerdote

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Publicado el: 22 marzo, 2015

En una hermosa ceremonia, que se realizó en la parroquia San Agustín de Concepción, fue ordenado presbítero, el diácono permanente, Victorino Martínez Martínez, de 62 años, viudo.

En el templo, con una masiva presencia de fieles, se vivió un ambiente de mucha alegría, especialmente en la familia del nuevo sacerdote de la Orden de San Agustín – sus tres hijos Pamela, Jaime y Luis y dos nietos (Sofía y Gabriel) -.

El acto de consagración del nuevo presbítero fue presidido por monseñor Alberto  Bochatey, Obispo Auxiliar de La Plata y estuvieron presentes, además,  el provincial de los agustinos en Chile, padre Enrique Catalán, sacerdotes de varias ciudades del país y los formadores del ahora padre Victorino.

“Sentimos mucha felicidad y alegría  y amor. Nuestro compromiso será acompañarlo con la oración para que él sea un buen sacerdote”, comentaron sus hijos, acompañados de sus pequeños hijos. Agregaron que su padre estuvo casado durante  25 años y que su madre falleció enferma, pero él siempre se mantuvo fiel a la Iglesia, llegando primero a ser diácono permanente en la Arquidiócesis de Concepción y más tarde, solicitó su ingreso a la orden agustina, donde fue aceptado y formado para ordenarse sacerdote.

 “Qué bueno que estemos celebrando, y lo estamos haciendo con alegría por un nuevo sacerdote que el Señor nos regala, un buen hermano, se lo agradecemos a Dios. Cuando él manifestó ser agustino, compartir la idea de integrarse a nuestra comunidad, nos sorprendió. Primera vez que ocurría que un laico casado, viudo, con hijos y nietos decidiera ser sacerdote agustino. Confiamos en él y lo acogimos con alegría y esperanza. Él tiene una experiencia que ninguno de los sacerdotes tenemos, la vida de familia, que es una riqueza. Es un gran regalo para la historia de los agustinos de este país”, afirmó el padre Enrique Catalán, provincial de la Orden, en Chile.

En emocionadas palabras, el nuevo sacerdote agradeció a su familia, especialmente a sus hijos y nietos. Agradeció a los Agustinos: “gracias por acogerme, cuando ingresé el 8 de mayo de 2009. He cumplido un ciclo para comenzar otro. Gracias por confiar en mí, por apoyarme desde mi noviciado en Caracas y todo el acompañamiento que he tenido este tiempo, en este nuevo caminar como religioso. Agradezco también a monseñor Antonio Moreno, por apoyarme en mi formación de diaconado, en 1998 y a todos que de una u otra manera me han animado”.

Monseñor Bochatey dijo que es una alegría enorme por la fraternidad agustina, poder consagrar a un sacerdote en Chile. “Gracias a Dios las vocaciones en la Iglesia se van recuperando, con llamados muy particulares y Victorino es uno de esos casos, un poco como santa Rita de Casia, que ha pasado por todos los estados, soltero, casado, viudo, fraile”, señaló.

Expresó que “el sacerdocio es una maravilla; es el sacramento que nos hace mediadores entre Dios y los hombres. El sacerdocio exige muchas cosas, sacrificios, predicación de la palabra, los votos, celebración de los sacramentos, pero sobre todo y lo  más difícil es que el sacerdocio exige amor todos los días. No puede haber una verdadera respuesta sacerdotal  si no es en el ámbito del amor. El Papa Francisco nos dice que le gustaría que fuéramos pastores con olor a oveja, pero me gustaría que al final de tu vida haya muchas ovejas con olor a su pastor; que hayas estado tan cerca de ellos y al lado de Jesús”.

Dirigiéndose a su familia, Monseñor Bochatey, expresó: “Ustedes pasan a ser personas raras. ¿Qué hace tu papá? Es cura. ¿Qué hace el abuelo? Es sacerdote. Tienen que ser más santos, tienen que acompañar al papá, con confidencialidad. Qué  belleza, qué bendición, con todo lo que han vivido, tener en casa  este  “nuevo” papá, que vive en plenitud de juventud del alma,  la aventura de zambullirse en la vida del Señor. Es un privilegio que pocos tienen en el mundo. Cuídenlo”.

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