Con gran devoción numerosas personas vivieron el Vía Crucis presidido por monseñor Fernando Chomali, en Concepción, cubriendo una gran distancia entre la Cruz Monumental y la catedral.
En el trayecto, diversos grupos de personas cargaron la cruz de madera, recordaron el camino de Nuestro Señor Jesucristo al calvario. En la última estación, Monseñor Chomali cargó la cruz junto a otros cuatro sacerdotes. En cada estación se hizo una reflexión especial, acompañada de cantos. Durante el desarrollo, fueron sumándose personas hasta llegar al templo en un número significativo.
Posteriormente, sacerdotes y seminaristas cantaron el Evangelio de San Juan que recordó la Pasión y Muerte de Jesucristo.
Monseñor Chomali, en su homilía, dijo que “en el misterio que estamos celebrando en estos días, la primera idea es que cada ser humano tiene una gran dignidad, que viene de Dios, que envió a su hijo Jesucristo para revivirnos, para darnos vida abundante en Él.La segunda idea es que si miramos el rostro crucificado, sirviendo a los discípulos, lavándole los pies, hemos de comprender que nuestra vida adquiere pleno sentido, entregándola a los demás”.
Agregó que “quienes hemos experimentado el amor de Dios; quienes hemos experimentado la dignidad que tiene cada uno de nosotros, por esta gracia, no podemos sino que amar y servir; si somos capaces de comprender la alta dignidad que tenemos, en virtud del amor de Dios, y si somos capaces de comprender que la vida es para los demás, seremos fermento de un mundo mejor, seremos fermento de mayor fraternidad, seremos fermento de mayor alegría y esperanza”.
La acción culminó con la Cruz que portó un sacerdote hasta el altar, para presentarla al Pastor, quien inclinando su rodilla la besó; luego, Monseñor la tomó en sus manos y la expuso a los numerosos fieles que repitieron el gesto.