En una ceremonia fijada para el lunes 1 de diciembre, a las 11:00 horas, se realizará la de bendición e inauguración de la nueva casa de la residencia “Manos Abiertas”.
En una ceremonia fijada para el lunes 1 de diciembre, a las 11:00 horas, se realizará la de bendición e inauguración de la nueva casa de la residencia “Manos Abiertas”, en Curanilahue, que alberga a niñas en riesgo social de entre 12 y 18 años, provenientes de distintas comunas de la provincia de Arauco.
La actividad contará con la presencia de autoridades regionales y será presidida por el arzobispo de Concepción, monseñor Fernando Chomali.
La residencia, que actualmente alberga a 13 niñas inició su labor en julio de 1990, a cargo de la parroquia San José de dicha comuna. En diciembre de 2005, comenzó administrarse por la Fundación Social Novo Millennio de la Vicaría de Pastoral Social de la Iglesia de Concepción. Pueden ingresar a ella, menores de entre 5 y 18 años que han sufrido una grave vulneración de sus derechos, y permanecer hasta los 24 si están estudiando.
Sus principales objetivos son, a nivel individual, asegurar la satisfacción de necesidades básicas de las niñas tales como alimentación, salud, escolaridad, participación social, y además brindar un espacio de acogida y reparación al daño sufrido, en espera de la restitución del derecho de vivir en familia. A nivel familiar, a través de una intervención psicosocial busca referentes que participen del proceso de la niña y contribuyan a la restitución de sus derechos. Finalmente, a nivel comunitario se retoma la conexión con las redes de la niña y su familia, realizando una búsqueda de alternativas de educación, salud, participación y expresión social, entre otras.
Las adolescentes están muy ansiosas ante la pronta bendición de la nueva casa. Una de ellas, Manu, cuenta que su principal sentimiento es de alegría. “Vamos a estar todas juntas y va a ser mucho más cómodo. No creo que sea mucha la diferencia, porque donde nos encontramos también estamos bien, sólo que ahora la casa será nuestra”. Por su parte, Katherine encuentra que este acontecimiento es genial. “Acá estaremos todas juntas, y se ve que la casa es grande y vamos a tener harto espacio, aunque tendremos más cosas que hacer”.Aprovecha de contar que la convivencia entre las niñas es buena, “como una familia, somos trece hermanas y tenemos nueve mamás que son las educadoras”. Finalmente, Berni también mostró su alegría porque “esta casa representa un gran esfuerzo, todas la esperábamos, será algo nuevo, parte de nosotras, es bonita, amplia y lo importante es que estaremos todas muy unidas. A quienes colaboraron les diría que muchas gracias, porque para todas nosotras es importante esta casa. Muchas gracias por el aporte que hicieron que nos permitió lograr esto”.
Lisset Lobo, asistente social e integrante del área técnica de la residencia, comentó que “la cobertura es provincial, con 30 plazas disponibles en este nuevo hogar. La casa funciona con un equipo de 13 personas, las educadoras se organizan en sistema de turnos, a lo que se suman labores técnico-administrativas desarrolladas por una directora, asistente social y secretaria contable. La rutina parte a las seis y media de la mañana, cuando las educadoras asumen la tarea de levantar a las niñas y prepararlas para sus colegios, mientras la manipuladora prepara el desayuno. Luego se distribuyen las tareas ya que hay mil cosas que hacer, tales como controles médicos, coordinaciones judiciales, escolares, comunitarias y salidas a terreno”.
Las niñas se integran al quehacer de la casa, a través dela ejecución de distintas tareas, que tienen que ver con las actividades rutinarias propias de la dinámica de un hogar y consisten en ordenar habitaciones y hacer la cama, por ejemplo. Existe personal de apoyo y aseo, por eso estas labores se consideran más bien como una formación para la vida. Algunas se hacen cargo del patio, otras del comedor, de los dormitorios, explica Lobo.
Entre el personal se respira un aire de mucha alegría y ansiedad, y el concepto que les hace más sentido al tener esta nueva casa es que con ella se logra avanzar en la recuperación de la dignidad de las niñas en cuanto a la estructura de la vivienda, mejorando el servicio y la calidad de vida.
La construcción
La casa se edificó en dos etapas. La primera consideró una inversión de 50 millones de pesos, y su ejecutor fue el municipio local, con financiamiento del Gobierno Regional. Posteriormente se inició la segunda etapa con aportes de privados, de la Fundación Kindermissionswerk de Alemania y la Campaña Cuaresma de Fraternidad, alcanzando un costo total aproximado de 150 millones de pesos.
Datos técnicos
El proyecto consistió en la construcción de la Casa de la Residencia de Niñas “Manos Abiertas” de Curanilahue, destruida por dos incendios. La primera zona corresponde al área de dormitorios, en un nivel cuya materialidad es de albañilearía reforzada. En la segunda se encuentran las áreas públicas y de servicios (comedor, servicios higiénicos, camarines, cocina y bodega), distribuidas en 2 pisos, donde existe una estructuración mixta con un sector en albañilería en el primer nivel (área de servicio) y el resto en estructura de perfiles metálicos de Sistema Metalcon que considera oficinas, servicio higiénico y sala de estudio y estar.
La superficie del primer nivel es de 247,85 M2, la de 2º nivel es de 90 M2, sumando una superficie total de construcción de 337,85 M2, en albañilería reforzada en primer nivel y sistema de metalcom-madera en 2º nivel, con las instalaciones domiciliarias de agua, alcantarillado y electricidad completas.
Larry Henríquez Bravo
Periodista
Unidad de Comunicaciones, Vicaría Pastoral Social