La Iglesia de Concepción revivió la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo

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Publicado el: 3 abril, 2015

Desde los pies de la Cruz Monumental, en el acceso a la ciudad de Concepción, los fieles revivieron la Pasión de Jesucristo, en el Vía Crucis.

La acción fue presidida por monseñor Fernando Chomali y se contó con la presencia de varios sacerdotes, diáconos permanentes y seminaristas, quienes junto a numerosos fieles,  que se fueron sumando en el trayecto, revivieron las 14 estaciones hacia el calvario. En esta peregrinación, hubo reflexiones, oración y cantos. Desde cada estación, grupos de cinco personas, cargaron la  cruz de madera, incluyendo a  Monseñor Chomali y sacerdotes.

En la catedral, la liturgia consideró fundamentalmente la lectura del Evangelio de la Pasión, según San Juan y, en su homilía, Monseñor Chomali señaló que “la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo es un hecho que aconteció, pero sigue presente. Hoy día, son muchos los crucificados y son muchos los que crucifican también a Jesús”.

También reflexionó, motivando a los fieles: “Tenemos que acercarnos más a la cruz, padecer más por los demás; lavar los pies a los demás, ayudar a los demás, como lo hizo Jesús por cada uno de nosotros. Imagínense que nosotros que estamos aquí hemos experimentado el cansancio de la peregrinación ¡cuánto cansancio habrá experimentado Jesús, que fue in justamente acusado, injustamente azotado, injustamente crucificado! ¡Cuánto sufrimiento hay, pero sufrimiento que se abre a la esperanza, porque Jesucristo resucita!”.

Finalmente,  animó a que “Dios quiera que, en este día, salgamos con una sola idea pensando en el mañana: Dios me amó y se entregó por mí. Ese es nuestro precio. Nosotros valemos la sangre de Jesucristo; Él se entregó por cada uno de nosotros y nos invita también a entregarnos y  a vivir con la esperanza. Esta es la gran celebración de hoy: la muerte la vivimos en profundidad, el dolor, el sufrimiento, el desamparo, pero abierto a la resurrección, que nos trae Jesucristo, Nuestro Señor”.

La liturgia concluyó con la adoración de la Cruz, que en un momento sostuvo Monseñor y luego los sacerdotes, para que cientos de fieles llegaran hasta el altar para besar los pies de Jesús crucificado.

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