Un emotivo momento se vivió la mañana de este sábado en la sección de mujeres lactantes de la cárcel El Manzano, al recibir la visita del Arzobispo de Concepción, que quiso acompañarlas en la jornada previa a la celebración del Día de la Madre con la celebración de una breve liturgia.
Esta actividad fue preparada en conjunto con la Vicaría de Pastoral Social que quiso compartir este año con las mamás internas que tienen la oportunidad de estar con sus hijos durante sus primeros años de vida. En medio del asombro y la alegría de sentirse acompañadas por la Iglesia a través de Monseñor Fernando Chomali , el padre capellán Germán Hermosilla y el Vicario de la Pastoral Social, padre José Cartes, estas mujeres escucharon atentas cada palabra de ánimo y fraternidad que el pastor les expresó.
“Yo estoy seguro que para sus hijos ustedes son la mejor mamá del mundo, les aseguro que sus hijos no la cambiarían por nada del mundo, porque se sienten seguros, amados y reciben el cuidado y cariño necesario. Las animo a seguir adelante a pesar de las dificultades que están viviendo y así cuando estén libres puedan volver junto a su familia”, les dijo conmovido nuestro Arzobispo, antes de dar su bendición a las madres que tienen que cumplir alguna condena en este recinto penitenciario.
Pamela, quien cuida a su hijo de tres meses, señaló sentirse contenta por esta visita, la cual significó para ella que “aún hay personas que se preocupan por nosotros a través de estos detalles, eso es muy bueno saber que nos quieran ayudar y hacernos sentir, aunque sea un momento, un poco más feliz. Ser madre es lo mejor que me pudo haber pasado en la vida, creo que el Señor para eso nos creó, para ser madre. Mi hija me da la fuerza, me da las ganas de cada día levantarme y seguir adelante al igual que mis hijos que tengo afuera”.
Por otra parte, Camila, quien está en El Manzano hace un año, manifestó sentirse conmovida porque “ha sido una visita bonita e interesante, ya que al celebrar el Día de la Mamá para uno que está encerrada no es fácil, debemos estar muy agradecidas por este gesto”.
Nilda, quien es madre de seis hijos, y hoy está junto a su hija menor, dijo emocionada que “los cantos que hubo en la liturgia le hicieron recordar cuando era niña e iba a la Iglesia. Me gustó mucho esta visita, porque es bueno compartir con otra gente y más que nos hayan dado la bendición junto a nuestros hijos”.
Antes de culminar la actividad, cada mamá recibió un regalo como signo del cariño y la compañía que la Iglesia quiere dar a estas mujeres que en medio del sufrimiento han dicho sí a la vida.