Marcelo Andrés Cid Cid, a sus 29 años puede decir que Dios le ha dado la gracia de servirle a través de sus grandes pasiones: la música y la composición.
Este joven, oriundo de Los Ángeles, se encuentra terminando la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad de Concepción, es hijo de Jorge y Ernestina y hermano de Carol. Ha pertenecido a distintos coros desde el año 1995, dirigiendo varios de ellos.
¿Cómo te decidiste a ser cantautor de temas religiosos?
Creo que no fue una decisión, sino más bien una necesidad. A raíz de mi trabajo en el coro de mi parroquia en Los Ángeles me fui dando cuenta que habían celebraciones y momentos de la Liturgia para los que no encontraba una canción precisa y comencé a componer. Primero fueron cantos cortitos para después del Evangelio, antífonas de los salmos, etc. y después llegaron temas más extensos y profundos. Me empecé a dar cuenta que a los que escuchaban mis canciones les gustaban, se sentían tocados por ellas y lo más importante: les ayudaba a hacer oración. Luego el año 2009 pasaron dos cosas: quedó un tema mío (un “Gloria”) en un disco de Misión País y con el coro de la Pastoral UdeC ganamos el festival arquidiocesano del año de san Pablo con otra canción mía, “Locos para Cristo”. Lo recé mucho y sentí que Dios me estaba dando un empujoncito para que me decidiera a grabar mi primer disco.
¿Qué te dicen tu familia, los amigos y compañeros de esta actividad a la que dedicas tu tiempo?
Mi familia siempre me ha apoyado. De hecho, partí cantando en el coro de mi parroquia con mi papá y mi hermana. Siempre fuimos a Misa juntos como familia, desde que tengo uso de razón. La música vino después, y ha sido un apostolado de constancia y dedicación en el que nunca me he sentido solo y ellos siempre han estado presentes. Por otro lado, la mayoría de mis amigos, católicos o no católicos respetan mucho lo que hago y también me apoyan. Los que son católicos bien practicantes han sido partícipes de todo este proceso, y los que cantan conmigo le dan vida, voz y armonía a lo que Dios me va regalando.
¿Te gustaría dedicarte sólo al canto alguna vez en tu vida?
Pregunta difícil… Me siento un poco como Pedro después de la transfiguración, cuando le dijo a Jesús “Qué bien estamos aquí”. La música para Dios es algo que me llena profundamente, y claro que me gustaría dedicarle mi vida entera, pero si lo hiciera pasaría a ser un trabajo con el cual debería mantenerme, tendría que darle un valor monetario a este don que Dios me dio, y no me sentiría cómodo. Me gusta hacerlo de manera gratuita.
¿Has escrito canciones en torno a la Virgen María?
Curiosamente Ella ha sido una de mis mayores inspiraciones. Cada cierto tiempo compongo alguna canción para Ella. Mi mamá me inculcó desde chico la devoción a la virgen María y siempre la he sentido conmigo.
¿Qué significa la Madre de Jesús en medio de tu vida?
Para decirlo de algún modo, mi mamá me llama todos los días por teléfono, siempre que tengo algún problema recurro a ella, la llamo aunque sea para que me escuche, la llamo para contarle mis alegrías… está siempre ahí para mí. Si María es mi Madre del Cielo, ¡con mayor razón la tengo cerca! La primera oración que tengo en la punta de la lengua cuando se presenta alguna dificultad es para Ella, la siento cercana, amorosa, protectora… En los momentos de mayor sequía espiritual la Virgen, mediante el rosario, es la que me ha sacado adelante.
¿Qué mensaje crees que podría entregar la Virgen a los jóvenes de este tiempo durante este Mes dedicado a Ella?
¡Que no se suelten de su mano! Ella es nuestro mejor salvoconducto para llegar al Cielo, ya que no hay mejor “pituto” que la mamá del Jefe. Muchos ven a María como una mujer muy por allá por los cielos, y no es así. Como joven fue súper valiente, confió en el plan de Dios aunque corría el riesgo de morir apedreada por estar embarazada de alguien que no era su esposo. Cuando quedó viuda fue como muchas mujeres jefas de hogar, sacrificadas, postergadas por la sociedad, pero que con la frente en alto estuvo firme al pie de la cruz porque confiaba en Dios. Se preocupó de sus cercanos, como cuando fue a ver a Isabel antes de que naciera Juan Bautista, cuando se dio cuenta de que esos novios se habían quedado sin vino… Creo que es la que mejor nos puede decir que sí, se puede confiar en Dios hasta las últimas consecuencias, vale la pena jugársela por Cristo, porque nunca quedaremos defraudados.
¿Cuál ha sido tu trabajo discográfico hasta el momento y cómo se puede adquirir?
Mi primer y único disco hasta ahora se llama “Mirad al Señor”. Lo grabé el año 2009 en Santiago, en los estudios de Candil Producciones, con músicos de muy buen nivel, excelentes arreglos de Angelo Cassanello e impecables voces, entre los que destaco a mi papá, mi polola y mis colegas cantantes católicos Romina González y Roberto Poblete. Tiene 10 canciones que nacen principalmente de la oración y la Sagrada Escritura. Lo estoy vendiendo en forma independiente, así que el contacto soy yo mismo, a través de mi página web www.marcelocid.cl, o me buscan en Facebook y establecemos contacto. Les pido mucha oración para que en el futuro pueda seguir alabando a Dios por medio de la música, Él me siga hablando a través de ella y pueda llegar un segundo trabajo y en fin, lo que Él quiera.