Una invitación a vivir la verdadera alegría de ser católicos, hijos de Dios, en torno a la familia, realizó monseñor Fernando Chomali, en la tradicional Misa del Gallo, celebrada en la Catedral de Concepción.
El templo estuvo completo de fieles se preparó espiritualmente para celebrar la Navidad y vivieron con atención la Palabra de Dios y la homilía del Pastor. “Que este día sea un día de profunda reflexión junto a la familia, de verdadera alegría que nos trae el Señor y de, sobretodo, la experiencia que vivimos con Dios, en Dios, envuelto en Él, sabiendo que estará hasta el fin de los tiempos”.
Monseñor reflexionó respecto a Dios nos ama con a pesar nuestras tinieblas, nuestro pecado, “porque Él nos salva y, por eso, es muy importante la experiencia de la misericordia de Dios, que nos da un camino nuevo”.
Recordó que en aquel tiempo del nacimiento de Jesús, esperaban a un gran mesías que llegara como rey, pero llegó en un pesebre. “Tal vez si educamos una sensibilidad para descubrir la belleza y la alegría, la felicidad plena en lo sencillo, creo que cambiaríamos el mundo. Dios no se manifiesta en la opulencia, en la grandeza, se manifiesta en la pequeñez, al punto que llega a decir que Él está en quien tiene hambre, en el que está preso, ahí está Él”.
Durante la Misa, un matrimonio llevó hasta el altar la imagen del Niño, que fue entregada a Monseñor y posteriormente, mostrada a los fieles, quienes masivamente besaron sus pies. Al término de esta acción, la figura del Niño fue colocada en el pesebre instalado a un costado del templo.
La celebración concluyó cantos del Coro Arquidiocesano y la bendición final, tras lo cual Monseñor Chomali saludó y despidió a los asistentes, en las puertas de la Catedral.
En las demás parroquias y comunidades de la diócesis también se celebró la Misa del Galo, en distintos horarios, pero con gran presencia de personas.