Ministro de Eucaristía Pedro Toledo: testimonio en vida de fe y de Dios

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Publicado el: 15 mayo, 2013

Con más de 60 años sirviendo a la Iglesia, el Cursillista y Ministro de Eucaristía Pedro Toledo hace un recuento de los hechos que más marcaron su vida cerca de Dios, y que según su testimonio le devolvió la felicidad que él creía perdida.

Proveniente de Tomé, este laico nació en el seno de una familia católica. Sin embargo, aún siendo muy pequeño sufrió una gran pérdida: quedó huérfano a los diez años. Tras este hecho se fue a vivir con su hermana a Chiguayante y posteriormente a Concepción, en donde trabaja todo el día y estudiaba por las noches.

Una vida sacrificada en la que Dios no tardaría en manifestarse cuando Pedro alcanzó los 20 años. Después de una jornada labor, decidió salir a caminar por el centro de Concepción y para su sorpresa se encontró con una procesión.

“Se estaba celebrando a la Virgen del Carmen en la parroquia San Agustín y el párroco de ese entonces, el padre Francisco Ramírez, me invitó a participar. Al domingo siguiente ya era parte de la pastoral juvenil. Desde ese entonces él padre Ramírez se transformó como en mi segundo padre, y que Cristo llegara a mi vida significó lo máximo: recuperé la alegría que creía perdida”, comentó.

Fue entonces como Don Pedro Toledo nunca más se apartaría de la Iglesia.

Una vida misionera

Diversos roles y experiencias ha vivido este hombre estando cerca de Dios. Uno de los hechos que más recuerda es la ayuda y evangelización que realizó por más de veinte años en hospitales y cárceles. También es cursillista y a lo largo de su trayectoria por la Iglesia ha realizado catequesis para niños y adultos, colaborado en matrimonios, confirmaciones y bautismos.

Sin embargo, fue la vida misionera y la ayuda al prójimo lo que más llenó su vida. “Soy una persona muy inquieta, siempre me gustó ir a misionar desde la humildad. Hablar de Cristo a los más necesitados ha sido una experiencia maravillosa, pero me encontré con que nosotros íbamos a evangelizar y salíamos evangelizados por ellos”, afirmó.

De esta manera, Don Pedro Toledo encontró su vocación sirviendo a los más necesitados y tal como él lo afirma “lo haré hasta el fin de mis días”. Hoy lo sigue haciendo desempeñándose como Ministro de eucaristía y además, escribe poemas y canciones en donde expresa su fe en Dios.

Cumpliendo sueños

Para Don Pedro, su vida ha sido un regalo de Dios. Uno de sus mayores obsequios se presentó el 8 de octubre de 1999 cuando la Arquidiócesis de la Ssma. Concepción organizó un viaje a tierra santa. Fue una peregrinación de quince días junto a 44 personas en el que, según este laico, se produjo una profunda renovación espiritual.

“Le doy gracias a Dios todos los días, me emociono al pensar que Él me haya dado ese regalo tan grande. Para mi hacer este viaje significó un regalo. Yo siempre tuve el sueño de poder ir a tierra santa, pero pensaba que nunca iba a poder cumplirlo y Dios me demostró lo contrario. Con ese viaje a mí se me clarificaron varias dudas”.

“Cristo es mi compañero, mi hermano que me guía día a día. Me siento feliz que Él me haya dado tanto: yo un pobre chico que quedó abandonado y Cristo me ha dado a manos llenas su amor para que yo también se lo dé a otras personas”.

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