En el marco de la Jornada Mundial de la Juventud Río 2013, Monseñor Cristián Contreras Villarroel, obispo auxiliar de Santiago y Presidente de la Comisión Nacional de la Pastoral Juvenil, relata el sentido de esta instancia y sobre las tres catequesis que dará durante la JMJ Río 2013.
(extracto de la entrevista.)
¿En qué consisten las catequesis de los obispos durante las JMJ?, ¿qué objetivo tienen?
Toda catequesis es la exposición sintética de las verdades de la fe. Verdades que deben ser tomadas de la Sagrada Escritura, especialmente de los Evangelios y los demás libros del Nuevo Testamento. Estas verdades han sido sistematizadas por la tradición y el magisterio de la Iglesia, y sobre todo reflexionadas y rezadas a lo largo de la historia de la Iglesia. Las catequesis durante las JMJ tienen como objetivo reflexionar un tema evangélico en el contexto histórico y cultural en que los jóvenes deben dar testimonio de su fe.
¿Por qué son tan importantes para los jóvenes?
Porque ellos están deseosos y necesitados de profundizar en las razones de su fe. Ya lo decía san Pedro en su carta: “Estén siempre dispuestos a dar razón de la esperanza que los anima”. Pero se trata de una razón no como un ejercicio racionalista, sino iluminada desde la revelación de Cristo y de la contemplación orante de la Palabra de Dios. Los jóvenes nos exigen formación seria, y estas instancias de la JMJ son un lugar privilegiado para ello.
En esta jornada las reflexiones tendrán tres acentos: “Sed de Dios”, “Ser discípulos” y “Ser misioneros, id”. ¿De qué manera se unen y tienen un sentido en función al lema de esta jornada?
El lema de la JMJ es “Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos”. Es el mandato de Cristo resucitado en el Evangelio de san Mateo. Pues bien, cada catequesis tiene unos objetivos: en la primera catequesis “Sed de Dios”, queremos reflexionar acerca de los sufrimientos y alegrías de los jóvenes de hoy, ayudarlos a formular las expectativas de esperanzas que hay en sus corazones y anunciar que Cristo nos ofrece una nueva esperanza. Es decir, partimos mirando la realidad para iluminarla desde Cristo.
En la segunda catequesis, titulada “Ser discípulos de Cristo”, queremos reflexionar acerca de qué significa ser cristiano, mostrar a Jesucristo como el buen maestro que escucha al Padre Dios y hace su voluntad. Queremos suscitar en ellos la alegría de ser amigos de Jesús. Y ser amigos del Señor implica amarlo, cambiar de vida, acercarse al sacramento de la reconciliación, alimentarse de su Palabra y de la Eucaristía y seguirlo o imitarlo: ser discípulos misioneros.
En la tercera catequesis “Ser misioneros. Vayan”, el objetivo es exponer que la evangelización nace del encuentro personal con Cristo que cambia la existencia de la persona. Pero este encuentro personal con Cristo, para ser discípulo misionero, se debe dar en un contexto eclesial. No se vive la fe en un contexto individualista, sino comunitario y eclesial.
En resumen: la misión que encomendó el Señor de hacer discípulos de todas las naciones pasa por conocer la cultura actual de los jóvenes, tener empatía con ella, tener una simpatía crítica, todo ello desde el encuentro personal con el Señor a través de su palabra, los sacramentos y la vida comunitaria.
Este lema tiene directa relación con Aparecida y la Misión Continental ¿De qué manera éste sigue siendo un llamado y una invitación actual en particular para los jóvenes de hoy?
Así es. El discípulo misionero de Cristo es quien se ha encontrado con el Señor en la vida eclesial, lo que debe llevarlo a ser testigo del Señor por desborde de gratitud y alegría. Chile es un país mariano y ciertamente la Virgen Santa será el mejor ejemplo de felicidad por haber creído.
Fuente: Prensa Jornada Mundial Chile