Monseñor Fernando Chomali, Arzobispo de Concepción, junto con agradecer el compromiso, entrega y entusiasmo de los catequistas, los animó a sentirse orgullosos de serlo, y seguir formando con entusiasmo, en la fe, a los niños, jóvenes y adultos.
El gimnasio del Colegio Salesianos se vio, el sábado 6 de junio, prácticamente lleno de catequistas provenientes de distintos lugares de la arquidiócesis; y se hicieron presentes con gran alegría, animados por su servicio.
La Hermana Cecilia Osses, Misionera Catequista de Boroa, Coordinadora del departamento de Evangelización y Catequesis, dijo que de esa forma se concluía el Mes de la Catequesis, que se celebró bajo el lema "CATEQUISTA QUE ANUNCIA, ESCUCHA Y SIRVE". Recordó que cada parroquia y comunidad celebró, el 16 de mayo, a sus catequistas y el encuentro en Salesianos fue de carácter diocesano.
En estos momentos, alrededor 1700 catequistas realizan una enorme acción evangelizadora en distintos ambientes. “Es un número importante, pero de todas maneras faltan, siempre las parroquias y las comunidades están abiertas para acoger a los catequistas. Pero damos gracias al Señor por los que están trabajando”, afirmó la Hna. Cecilia, quien agregó que se hace Catequesis bautismal, matrimonial, familiar, Catequesis especial, de Confirmación, para adultos y para catecúmenos.
Hizo un llamado y una invitación a todas las personas que están catequizando y que viven esta experiencia. “Les invitamos a integrarse a las comunidades y parroquias, y a compartir con nosotros la alegría del Señor y celebrar su evangelio. La catequesis es una vocación que Jesús nos regala y que la Iglesia nos invita a vivir en comunidad y estamos llamados a anunciar el Evangelio con la vida y con las palabras. Es muy importante la presencia de un catequista en la comunidad, porque es evangelizador desde su familia y la comunidad”, enfatizó.
En su homilía, Monseñor Chomali reflexionó a la luz del Evangelio del día a que “un católico no tiene derecho a ser quejoso; no podemos estar mirando el jardín del lado. Tenemos que dar gracias a Dios, por todo lo que nos da y nos da mucho. Debemos tener un espíritu, ojos, oídos, capaz de descubrir el camino que el Señor ha descubierto en medio de nosotros, con nosotros y que se manifiesta en los dones. Un católico es un místico, en la vida, que es capaz de abrir la ventana y admirarse del aire, de la belleza de la tierra de los árboles… del otro”.
Instó a dar testimonio de cristiano y católico. “Demos a conocer esa buena noticia, el paso de Dios en nuestra vida. Demos testimonio de que Dios realmente ha penetrado en nuestra vida y de encontrarnos con otros con alegría y con entusiasmo; demos a conocer las obras maravillosas del Señor”.
Expresó que “cada vez que nace un niño, uno se admira de la obra maravillosa de Dios; cada vez que uno ve a un matrimonio unido que se quiere, que se cuida, uno ve las maravillas de Dios; cada vez que uno ve a una madre que se saca el pan de la boca para que su hijo estudie, un joven que entre al seminario, un sacerdote que recorre cuadras para visitar a un enfermo, uno ve las obras de Dios”.
Invitó a vivir todas las celebraciones, “incluso la bendición de la mesa; qué maravilla sería que en nuestra arquidiócesis, en todas las casas católicas, se bendijera la mesa antes de desayunar, almorzar y de cenar. Se trata de una vida celebrada y haciendo un esfuerzo, todos juntos, para que muchas personas que vivan lejos tengan también la posibilidad de celebrar una eucaristía. Es un esfuerzo que estamos haciendo, porque es un mandato de Dios”.
Dirigiéndose a los numerosos catequistas, les manifestó que “cuando anuncian el Evangelio y hacen Catequesis, están realizando el mejor servicio a la humanidad, porque están formando jóvenes en la fe y están educando la conciencia moral. No hay mejor obra de misericordia, que anunciar el Evangelio y a Jesucristo, para decir que hay salvación, perdón y que la vida tiene sentido”.
Los animó a no tener miedo. “No tengamos miedos de anunciar las buenas obras que hace el Señor. El árbol que se cae, hace ruido; los árboles que se levantan frondosos como ustedes, a quienes los admiramos, no hacen ruido, pero créanme, son los que están haciendo crecer el paisaje maravilloso de la iglesia y de la sociedad”
Finalmente, los llamó a sentirse orgullosos. “Debemos sentirnos orgullosos de ser catequistas, porque brilla en ustedes el amor de Dios. Están haciendo un gran esfuerzo como Iglesia de Concepción, con los equipos pastorales, con toda la estructura que está al servicio de los catequistas, para que se sientan tremendamente queridos, respetados y también dar la mejor formación posible, para que cautiven a los jóvenes, anunciándoles el Evangelio, que es el mismo de ayer, de hoy y de siempre”, subrayó.