Arzobispo Fernando Chomali entregó el mensaje de Navidad.
Navidad es un tiempo privilegiado para volver la mirada al misterio de la encarnación y del nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, verdadero hombre y verdadero Dios. Es un tiempo de volver el corazón hacia Dios para reconocerlo en su omnipotencia pero sobre todo en su misericordia. El quiere que tengamos vida en abundancia y esa vida nos llega por medio de su Hijo.
Navidad nos invita a tener un corazón dispuesto a acoger la novedad que significa Jesucristo en nuestra vida y que se note en nuestra manera de vivir. Es decir vivir la experiencia del amor en la familia, el trabajo, la vida pública y privada. Es obvio que los bienes materiales son un bien en cuanto que nos permiten tener buenas condiciones de vida. Pero son medios, es decir bienes instrumentales. Por lo que frente al Gran Regalo, Jesús, se nos invita a ser libres frente a ellos y preguntarse si ayudan o no a crecer como persona, en humanidad y en solidaridad hacia los más pobres. A los futuras generaciones tenemos que educarlos en la lógica cristiana que nos dice que hay más alegría en dar que en recibir, en servir que en ser servido. El mejor regalo que podemos hacer como creyentes es crecer en una mayor conciencia de la necesidad de sólidos fundamentos morales en los ámbitos sociales, personales, familiares y laborales. Jesús quiere hacerse presente en el corazón de cada ser humano que habita en el planeta. Quiere entregarse por cada hombre, quiere hacer morada en cada uno de nosotros porque lo necesitamos en cuanto él es Camino, la Verdad y la Vida, luz para nuestros pasos, guía, protección y alimento del alma.
Para la Iglesia, Navidad es una renovada invitación para anunciar la Palabra de Dios con más fuerza y convicción, dar a conocer mejor qué es lo que creemos, ayudar a descubrir su belleza y traducirla en esperanza para sí mismo y los demás. El Señor se hace presente con Palabras de salvación, de vida, de auténtico bien. Resuenan hoy con fuerza las palabras del apóstol: Señor dónde iremos, si sólo tú tienes Palabras de Vida Eterna.
En Noche buena no podemos dejar de dar gracias a Dios por el Don de su Hijo. Y tampoco podemos dejar de preguntarnos cómo respondemos a este amor tan grande. Además es una hermosa oportunidad para decirnos que nos queremos y nos necesitamos los unos a los otros. El Hijo de Dios ha nacido en medio de nosotros y nos hace a todos hermanos. Dios, en su Hijo, nos regala hoy una hermosa posibilidad de hacernos un don para los demás y comprender la vida como un gran regalo de amor donado y llamada a ser donada. Esto es Navidad y lo que, en medio de escaparates llenos de cosas, celebramos. Feliz Navidad a todos ustedes.
+Fernando Chomali