Esta parroquia fue erguida a comienzos del siglo XVIII en el año 1701, y es la cuarta parroquia más antigua de la Arquidiócesis, siendo precedida por la Parroquia de Penco (1550), El Sagrario (1571) y san Juan Bautista de Hualqui (1655).
Este mes la Parroquia Dulce Nombre de María de Ñipas celebró sus 313 años desde la creación de la parroquia. La fiesta se llevó a cabo el domingo 14 de septiembre, con una Eucaristía presidida por Monseñor Chomali, luego de que la comunidad rezara la novena al “Dulce Nombre de María”.
Después de la Santa Misa se realizó un compartir en el que participaron todas las comunidades, y un almuerzo que el Consejo Pastoral compartió con el Arzobispo.
Esta parroquia fue erguida a comienzos del siglo XVIII, en el año 1701 por el ilustre Fray Martín de Hijar y Mendoza, quien en ese entonces era Obispo de Concepción. Dulce Nombre de María es la cuarta parroquia más antigua de la Arquidiócesis, siendo precedida sólo por la parroquia de Penco (1550), El Sagrario (1571) y san Juan Bautista de Hualqui (1655).
Su origen se remonta a la evolución de la población de la zona, que comenzó con la instalación de indígenas y con el establecimiento de un fuerte español, San Fabián de Conuco, en 1584 por el gobernador Alonso de Sotomayor; con la explotación de estancias y el desarrollo de Misiones en el sector denominado Conuco, que correspondió a una hacienda de los jesuitas, desde 1662 hasta 1721. Con los productos de esta hacienda se financiaron colegios y misiones desde Arauco a Chiloé.
Los libros indican que las primeras actas de matrimonio y bautismo, que datan de 1718, correspondieron a indígenas, a los que se sumaron con el tiempo los españoles y mestizos.
Ñipas era, en 1763, un caserío al sur del río Itata, perteneciente a una hacienda de propiedad del Seminario de Concepción. En la actualidad, esta parroquia es muy activa en su quehacer pastoral, con 18 comunidades más la sede parroquial, de las cuales 16 son de la comuna de Ránquil y 2 pertenecen a la comuna de Portezuelo, diócesis de Chillán.
La mayoría de las comunidades posee capillas y las restantes celebran actividades litúrgicas y la santa Misa en escuelas, sedes comunitarias o casas del sector. En las comunidades más grandes se celebra la Eucaristía cada 15 días y en el resto, una vez al mes.