La celebración eucarística del miércoles de ceniza fue presidida por el párroco, el Pbro. Hernán Enríquez Rosa, acompañado por el diácono permanente, Bernardo Hernández.
A las 19:00 horas, la comunidad parroquial se reunió en el Templo Central; hasta allí llegaron fieles de todas las comunidades eclesiales de la parroquia para dar inicio al Tiempo de Cuaresma. El rito de la imposición de cenizas estuvo marcado por la solemnidad de la ocasión: niños, jóvenes y adultos se acercaron, con devoción, a recibir las cenizas; el canto y la oración comunitarios acompañaron este momento.
En su homilía, el Padre Hernán, hizo un llamado a vivir la cuaresma en un auténtico espíritu de alegría y conversión. Invitó, además, a toda la feligresía a involucrase en las diversas actividades que se desarrollaran en este tiempo tan particular. Les recordó que “el tiempo de cuaresma es un espacio privilegiado para la oración y la penitencia. Oración y penitencia que se deberán expresar, necesariamente, en un cambio esencial de vida. La cuaresma –señaló– nos ayuda a prepararnos para vivir a fondo la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. No cerremos, entonces, nuestra inteligencia y nuestro corazón al llamado que, en estos días, Dios nos hace”.
Al concluir la celebración eucarística, el Padre Hernán, invitó a los católicos a acercarse al sacramento de la confesión: “todos los días les estaremos esperando para que puedan acercarse al sacramento de la reconciliación. No tengan miedo, la mano de Jesús que levanta y protege, les estará esperando. Ánimo, Dios les ama”.
