Primer aniversario de la pascua del padre Ramón Ángel Jara

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Publicado el: 22 agosto, 2012

A un año de conmemorarse el fallecimiento de este sacerdote, quien fuera Vicario por 30 años del Tribunal Eclesiástico, se celebrará una Eucaristía mañana a las 8:30 horas en la capilla del Arzobispado de Concepción.

Hace un año atrás, viernes 26 de Agosto, partió de este mundo a la eternidad, Fray Ramón Ángel Jara Hernández, acompañado por Frailes de su Comunidad, por el Ministro Provincial y personas que lo atendieron con dedicación y cariño mientras se preparaba para el encuentro con Dios.

Su Misa Exequial fue presidida por el Señor Arzobispo de Concepción, Don Fernando Chomalí, acompañado del Señor Obispo Auxiliar, Don Pedro Ossandón, por el Provincial, P. Rogelio Wounter y varios sacerdotes. Luego su cuerpo fue trasladado a Chillán, se celebró  una misa en la Catedral y fue sepultado en el cementerio municipal. Falleció a la edad de 83 años y gran parte de su vida franciscana la ejerció entre Chillán y Concepción: director del Colegio san Buenaventura por más de 20 años, Superior en varios períodos de los franciscanos en la región, y por tres décadas Presidente del Tribunal Eclesiástico Regional. Músico, profesor, poeta, latinista, historiador, canonista y por sobre todo maestro, hermano y amigo.

El Padre Jara era un hombre sencillo, profundo, ordenado, de gran capacidad intelectual y de vasta erudición. Tenía la gracia de ser maestro y formador en todo momento, hombre simple, sensible, veraz y evangélico. Formador de generaciones de jóvenes. Mucha gente lo visitó en su lecho de enfermo después de un derrame cerebral múltiple, incluso amigos y ex alumnos vinieron de otros países para estar con él; ”Bendita caridad de Dios, decía, que mi limitación y sufrimiento sirva para mitigar el dolor de tantos hermanos”. Hasta el último momento fue cordial y ameno con todos.

Mientras se purificaba con su enfermedad, tenía paciencia y trataba de escribir, se informaba de la vida de la Iglesia, quienes estábamos cerca recibíamos sus sabios consejos. El Padre Ramón Ángel no quería molestar a nadie y vivía con resignación sus males, y no quiso dejar la Población Lorenzo Arenas, quiso vivir sus últimos días allí donde fue párroco en su juventud; no quería que la gente se preocupara por él y siempre decía que estaba bien, que se sentía mejor. Días antes de morir quien fuera su Guardián le dijo que Dios lo llamaría por esos días, como sucedió. Él guardó silencio y luego dijo “gracias! ¿mi hábito franciscano está listo?”. Así era él, un hombre de fe firme y finalmente expresó que en el cielo nos espera a todos. ¡Dios lo tenga en su santo Reino!, se lo merece!

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