Tiempo para trazar juntos el camino a seguir de nuestra Iglesia

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Publicado el: 15 abril, 2013

Es tiempo de que la Arquidiócesis de la Ssma. Concepción convoque a un nuevo sínodo, el séptimo desde su nacimiento. Y es justamente éste el motivo para celebrarlo, pues la Iglesia de Concepción cumple 450 años de vida. Con esto se espera trazar las grandes líneas que marcarán el desarrollo de nuestra Iglesia en las próximas décadas.

Para muchos la palabra sínodo no les es muy conocida o simplemente es un gran misterio. Sin embargo, ésta guarda un profundo significado.

Sínodo quiere decir “camino que se hace juntos”, esto es, la Iglesia en conjunto con toda la comunidad. Una expresión que refleja el deseo que siempre ha tenido el pueblo de Dios por discernir juntos la voluntad de Él sobre la tarea de la evangelización, de lo que viene a futuro.

Desde su nacimiento, el 22 de mayo de 1563, la Iglesia de Concepción ha celebrado seis sínodos: en 1584, 1625, 1702, 1744, 1774 y 1968. Este año nuestra arquidiócesis cumple 450 años de vida y uno de los motivos para convocar un sínodo es una instancia diocesana especial. Los 450 años de jubileo marcan esta circunstancia, por lo que se decidió celebrar el número siete.

Un sínodo puede ser convocado para reflexionar sobre distintos temas que pueden agruparse en dos grandes materias. La primera, relacionada con cuestiones de fe, como por ejemplo, la definición de la divinidad de Jesucristo. Y la segunda, que se dedica a establecer cómo se organizará la Iglesia y cuáles son los caminos a seguir para lograrlo.

Es esta última materia sobre la cual se asentarán las bases del séptimo sínodo de nuestra arquidiócesis. Con ello se espera trazar las grandes líneas que marcarán el desarrollo de nuestra Iglesia en las próximas décadas.

Las bases sinodales

Un sínodo tiene distintos pasos a seguir. Es el Obispo quien convoca un sínodo y el que se encarga de promulgar las decisiones que se tomen. En este caso es nuestro Arzobispo, Monseñor Fernando Chomalí, quien en octubre de 2012 en la VI Asamblea Eclesial Diocesana convocó al séptimo sínodo de la Iglesia Católica.

Tal como explica el padre Mauricio Aguayo, vicario pastoral de la diócesis de Concepción, “El sínodo parte el día 22 de mayo con la celebración de los 450 años de la Arquidiócesis, en donde se realizará una eucaristía de apertura. Luego, en los meses de junio y julio vamos a tener un trabajo por comunidades para definir cuáles son los temas más significativos a tratar. Junto con esto queremos generar un mecanismos para que grupos que no necesariamente son parte de la Iglesia, como junta de vecinos o cuerpo de bomberos, también participen con el fin de complementar el trabajo que se hará al interior de las comunidades”.

“En octubre estos temas se trabajan en la asamblea plenaria del sínodo, en donde las comisiones especializadas van preparando la documentación para que el próximo año podamos revisarlos y decidir las sanciones a promulgar y las directrices que se van a  tomar de aquí a los próximos años”, relata el padre.

Pero el sínodo no estaría completo sin sus participantes. Estos son de dos tipos: aquéllos elegidos por criterio del Arzobispo, cuyo número es indefinido, y quienes están establecidos por derecho canónico, tales como vicarios, clérigos, entre otros. En total son alrededor de 40 miembros sinodales.

Una guía para nuestra Iglesia

Pero todos estos pasos no conllevarían un arduo trabajo de meses, sino fuese por la importancia que significa celebrar un sínodo. Así lo expone el padre Mauricio “éste permite descubrir con bastante claridad el momento histórico en el cual estamos. Hoy la iglesia, si bien es una voz, no es una predominante. Tenemos una gran cantidad de personas que se sienten alejados de la Iglesia, gente que no creen en nada y a las cuales nosotros quisiéramos llegar”.

“La celebración del sínodo nos permitirá saber en cuáles temas hay que poner los énfasis, cuales son las grandes líneas acción que van a marcar el desarrollo de la Iglesia en los próximos años para cumplir con nuestra tarea de evangelización. Nos dará un tiempo profundo de reflexión para mirar esta tarea desde todos los niveles: desde el Obispo hasta las comunidades más lejanas”, afirma el vicario.

Son precisamente estas razones las que hacen de un sínodo tan trascendental en el desarrollo de una Iglesia. Pues el objetivo es fortalecer la presencia de la fe católica y de Dios entre las personas.

El sínodo lo hacemos todos juntos

Tras concluir el sínodo la Iglesia de Concepción espera tener la estrategia para responder las demandas de evangelización existentes. “Hay algunas de estas demandas que no están siendo suficientemente bien atendidas, pues las acción y el trabajo diario de la Iglesia nos impide abordar con tiempo estas situaciones”, afirma el padre Mauricio.

Con el sínodo se logrará tener claras las líneas de crecimiento que permitan que todas las decisiones que se tomen estén orientadas a ese objetivo. Pues una vez teniendo claro el norte, se tendrán los adecuados pasos a seguir.

Lo importante, tal como dice el padre Mauricio Aguayo, es no olvidar que dentro de los pasos más importantes del sínodo está “la reflexión de los miembros de la asamblea sinodal y el trabajo con las comunidades, pues ellos son quienes perciben la realidad de cada lugar y dan las pautas a discutir en la asamblea. La idea es que todo miembro de una comunidad que vaya a misa sepa que tiene la opción de participar. Todos estamos convocados para aportar en esta reflexión”.

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