Valoran aporte del nuevo libro del Pbro. Hernán Enríquez a la reflexión de la Educación

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Publicado el: 4 agosto, 2013

El Obispo de Chillán y presidente de la Organización Internacional de la Educación Católica (OIEC), monseñor Carlos Pellegrin, y destacados académicos valoraron el profundo contenido del libro “El bien y la verdad. Sentido y fin de la educación”, del presbítero Dr. Hernán Enríquez Rosas, docente del Instituto de Teología de la UCSCy Director del Centro de Humanismo Integral Jacques Maritain de Concepción.

La presentación de la obra  se realizó en lacasa central de la Universidad, oportunidad en que el autor confidenció que su trabajo lo desarrolló con “mucho cariño y dedicación, de igual modo como lo hace el profesor que, día a día, acoge en el aula a ese niño y a ese joven, que puesto en sus manos por la providencia, es una realidad viva que busca ser formado y acompañado, en la libertad y  en el bien”.

Durante la ceremonia intervinieron el director de la Editorial de la UCSC, Dr. Fernando Gutiérrez; el director del Instituto de Teología, Dr., Juan Carlos Inostroza; el Decano de la Facultad de Educación, Dr. Jaime Constenla, quien prologó el libro, y Monseñor Pellegrin, quien contextualizó este trabajo en el significativo aporte de la Iglesia Católica a la Educación.

Este nuevo libro del Padre Enríquez se suma a sus publicaciones “La formación del espíritu democrático en la educación“, “Persona, educación y democracia”, “En el camino de la fe”, “Surcando la tierra”, “Jóvenes, política y democracia”. Elautor va a las raíces del sentido de la educación de la persona humana: la libertad, desde el pensamiento del filósofo Jacques Maritain. La obra reconoce los desafíos del siglo y  busca ir más allá de las cuestiones coyunturales para adentrase en la raíces metafísicas de todo proceso educativo.

El Dr. Inostroza resaltó la capacidad del Padre Enríquez, porque se enmarca en lo que el Papa Juan Pablo II pidió a los intelectuales: “Hacer filosofía seria y esto, nuestro Instituto lo ha tomado con gran responsabilidad”. Asimismo, hizo notar el sentido del trabajo de la reflexión teológica y filosófica que es “el más arduo de los apostolados” e invitó a leer esta obra como las de otros académicos.

El Dr. JaimeConstella reconoció la preocupación  e inquietud del Padre Enríquez por difundir el pensamiento filosófico. Señaló que se vive  un cambio de época  marcado por una crisis de la educación y un relativismo moral y en que técnicos y políticos intentan aplicar recetas foráneas, sin ir a lo nuclear del problema. Agregó que el  libro  resitúa la concepciónde la educacióncomo primer fin primordial la conquista de la libertad y con una dimensión integral y no solo en lo cognitivo.

Mons. Carlos Pellegrin  resaltó el aporte histórico que la Iglesia ha hecho a la educación y respecto a esta obra comentó que tiene un sentido optimista y lleno de esperanza. “El libro nos invita a asumir la gran tarea de la educación, fortaleciendo la indispensable alianza estratégica entre los equipos formadores, la familia y los educandos”, indicó, agregando que frente al cambio cultural, el libro agrega que,en el proceso formador,está  el ingrediente del amor: en la familia,  la entrega gratuita, la búsqueda del bien del otro, la apertura al diálogo, fruto de la experiencia de vida del educador.  “El libro  se traduce en un texto de fácil lectura, que entusiasma y anima a leerlo”.

Finalmente, en la ceremonia, el Padre Hernán Enríquez manifestó sus agradecimientos a los directivos universitarios y especialmente  sus colegas, entre ellos a  la profesora Rosa Peña, directora del Departamento de Filosofía,al Dr. Rodrigo Colarte, Coordinador de la Unidad de Filosofía Política y Social, “con quien hemos podido desarrollar una variedad de proyectos que buscan responder a los requerimientos que nuestros tiempos exigen a una Universidad que desde su definición esencial, busca servir a Dios y los hombres”

                “Quisiera manifestar mi alegría por concluir un proyecto iniciado a fines del 2012. Su objetivo es valorar el proceso educativo, que no tiene otro fin que acrecentar la naturaleza y dignidad de la persona humana. Su fundamento echa raíces en la misión irrenunciable de la Iglesia de ir por todo el mundo anunciando la Buena Nueva de Jesucristo (…)  La educación es para la libertad, pero la libertad no es una cuestión abstracta, sino que es una realidad muy concreta y, justamente, su concreción pasa por estas dos dimensiones esenciales de la persona humana: el saber (la razón) y su ejercicio (la ética) en la vida cotidiana. El maestro, el educador, ejerce su vocación para que la persona humana actúe en el bien y la verdad, alcanzando, de este modo la felicidad, plenitud de la existencia humana”, expresó.

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