Solemne Te Deum Online 2020

Publicado el: 18 Septiembre, 2020

Hoy, a las 10:00 horas, se transmitió el Solemne Te Deum Online 2020, a través de los medios digitales de Iglesia de Concepción: Facebook y YouTube, Canal 9 Regional y Mundo TV (VER TRANSMISIÓN AQUÍ).

En esta solemnidad para agradecer a Dios, se pidió por Chile, por el difícil momento nacional en que la pandemia del coronavirus nos ha afectado, y que se retome el sentido de comunidad para dejar a la futura generación lo mejor de nuestro país. Se agradeció por el personal de salud, y los miles de voluntarios que ayudan a quienes más lo necesitan. También se pidió por el dialogo sereno con el Pueblo Mapuche y un voto a conciencia, en base a la enseñanza de la Iglesia, en el plebiscito del próximo mes.

Homilía de Monseñor Fernando Chomali, Arzobispo de Concepción, Chile.

1. Historia

(…) El Te Deum es una acción de gracias que se realiza desde el año 1811 en la capital de Chile y desde unos años después a la largo de todo el país.

2. Tiempo de dolor, oscuridad y tristeza

Este año lo celebramos en un contexto de dolor, oscuridad y tristeza. En pocos meses han muerto más de 900 mil personas de coronavirus en el mundo. En Chile nos acercamos a más de 12 mil. (…) Por ellos y sus familias, levantamos nuestra oración al Dios de todo consuelo para que los anime y les devuelva la esperanza.

(…) Pero también ha aparecido otra pandemia, la de la ausencia de trabajo y de poco optimismo por la incertidumbre que nos ofrece el futuro. Hay que reconocerlo que el hambre ha azotado a muchas personas.

También, y ello duele hasta el alma, se ha sumado una ola de violencia inaudita. (…) Un alto a la violencia es una urgencia, que la imploro porque nos está matando. Urge un alto a la violencia en los hogares, donde siempre y lastimosamente los más perjudicados son las mujeres y los niños. (…) Como nos duele ver tantas malas noticias, tantas muertes que se pudieron haber evitado.

Esas son las tinieblas de las que nos habla Isaías y que siguen presentes, las podemos ver, las podemos tocar, las podemos palpar en nuestras propias vidas y nos hieren porque hieren el alma de Chile.

3. Tiempo de luz y de solidaridad

Junto a las tinieblas hemos apreciado la luz, sí, mucha luz. La luz de los que día y noche sin descanso han tratado y cuidado a los enfermos. A todo el personal de salud y sus servicios asociados, gracias. Muchas veces muchas gracias. Ha aparecido la luz que nos traen los profesores y asistentes de la educación. Conmueve la fidelidad a su vocación. He sido testigo como, con tanta entrega y en medio de inmensas dificultades frente a un escenario desconocido e incierto, han dado lo mejor de sí para sacar adelante los estudios de sus alumnos de básica, media y universitaria. Ha sido un trabajo titánico que sin la vocación que los anima habría sido imposible sacar adelante. Chile cuenta con un cuerpo docente extraordinario que hace de la adversidad una gran oportunidad para enseñar y sacar lo mejor de los alumnos.

(…) El Estado a través de sus organismos constitutivos han dado lo mejor de sí. Este es un tiempo de reconocimiento para civiles y uniformados. Con abnegación ninguno se restó a la tarea de sacar adelante al país en medio de una tormenta sanitaria, económica y social sin igual. (…) No es el momento, no están los tiempos para subirse a un balcón, a “balconear” como dice Francisco, y criticar todo cuanto se hace y se dice. Este es el momento de la unidad, de dejar de lado los egoísmos y los proyectos personales, por muy legítimos que sean, para sumarse al gran proyecto de cuidar la vida, evitar más enfermos y más muerte.

(…) La luz también ha llegado de cientos de miles de voluntarios, hombres y mujeres de los barrios que conocen las necesidades de los vecinos y se han organizado. (…) Estas luces, que han brillado y han hecho tanto bien son los talentos desplegados de miles de hombres y mujeres, y muchos de ellos animados por la luz de Cristo, aquella que disipa las tinieblas y nos muestra el camino a la verdad, la justicia y la paz. Me permito hacer un reconocimiento especial a los consagrados de la Arquidiócesis y a los laicos, hombres y mujeres, que han sabido ver a Cristo en el que sufre.

Por eso decimos, grande eres Chile, te amamos de todo corazón. La pandemia no nos ha robado la esperanza, no nos ha robado la solidaridad que nos caracteriza. País bendito que se niega por todos los medios a que la pandemia del coronavirus y de la indiferencia venzan por sobre el bien y la vida.

4. Mirar hacia el futuro

(…) Sabemos que muchos se esfuerzan, y no sin dificultad, para dejarle a las futuras generaciones un Chile mejor del que heredamos. Se nos impone, hoy y sin demora, construir un país donde todos tengan un espacio para desarrollarse, para formar una familia, para trabajar. Y lo tengan por el solo hecho de ser un ser humano, sin importar el color de la piel, la religión, la etnia, ni características personales. Queremos dejar un país que permita vivir a fondo nuestra vocación originaria de amar y ser amados. (…) La familia tiene un protagonismo ineludible e insustituible que debemos promover y apoyar. Propongámonos que la civilización del amor sea el norte de todo cuanto hagamos, digamos o proyectemos. La cultura de la solidaridad ha de ser el proyecto político que nos debe orientar, así como la cultura por el respeto irrestricto del otro, única y exclusivamente por ser un ser humano.

(…) El amor nos ayuda a salir de nosotros mismos para dar vida a otras personas. San Pablo decía, “si no tengo amor no soy nada”. No nos podemos conformar sólo con vivir uno al lado del otro. Hemos de promover una cultura de los unos para los otros para cuidarnos. Ese amor se muestra cada vez más esquivo en los niños de nuestro país y en los adultos mayores. Ellos son los que más están sufriendo en estos momentos, junto a las personas en situación de calle, personas con capacidades diferentes y los migrantes. No podemos hacer como si no existieran, ni su bienestar puede estar supeditado al bingo, a la rifa, al bono de colaboración de terceros, o a la alcancía en los supermercados. El talante de una sociedad se mide por la capacidad que tiene de hacerse cargo de los desvalidos.

Tenemos para ello que recuperar el sentido de comunidad, de bien común. Reconocernos todos en una misma barca y necesitados de los demás. Si ello no acontece, el “yo” prevalece sobre el “nosotros”, se pierden las confianzas mutuas, y nos atrincheramos en nuestras propias ideas y prejuicios.

5. El pueblo mapuche

Dios permita que estas fiestas patrias nos abran el corazón al diálogo sereno en medio de las dificultades y nos regale un espíritu de colaboración, de unión y de amistad sincera con el Pueblo Mapuche. (…)

Este noble pueblo tan martirizado, es y seguirá siendo una riqueza inmensa para nuestro país. Ellos tienen no sólo el derecho, sino que el deber de custodiar sus tradiciones, su cultura, su lengua, sus ritos, su visión del hombre, de la naturaleza y del mundo. Es mucho lo que le puede enseñar a una sociedad que se dejó llevar por la mirada occidental de la vida que desecha al que no produce, y que aspectos tan fundamentales de la vida humana, como la salud, la educación, el techo para vivir, quedó supeditado a la fría ley de la oferta y de la demanda.

(…) Ampliemos la mirada, no hagamos cálculos mezquinos, emprendamos el camino de la unión, del respeto mutuo, de la colaboración.

6. Plebiscito

Muy pronto en nuestro país se llevará a cabo un plebiscito donde decidiremos mediante una votación si queremos o no cambiar la constitución. Al respecto, lo primero que le pido a los católicos y a los hombres y mujeres de buena voluntad que vayan a votar, que hagan sentir su voz en este ejercicio que nos permite la democracia. No le corresponde a la Iglesia decir qué opción tomar. Ello es responsabilidad de cada cual. Les pido que se informen, que estudien, que formen su conciencia adecuadamente a la luz del Evangelio y la enseñanza de la Iglesia y voten por el camino que permitirá de mejor forma cimentar una sociedad que permita a cada ser humano sacar lo mejor de sí mismo, y sea respetuosa de la vida humana, del medio ambiente, del derecho de los padres a educar a sus hijos, de la libertad de culto, y garantice de mejor forma la posibilidad de ganarse el pan con el trabajo en un contexto de transparencia e igualdad de oportunidades.

Conclusión

Chile con sus logros, sus aciertos y sus desafíos celebra hoy su día patrio y las glorias del Ejército. Que Dios todopoderoso proteja con su manto a este pueblo, lo cuide y le regale prosperidad, paz, y amor. Que Dios nos regale la lluvia para que no falte el pan en nuestra mesa. Que Dios nos asista con su luz, su sabiduría y su amor en estos tiempos que nos ha tocado vivir de pandemia, de muerte y de dolor. Que Dios nos regale también el poder entregar lo mejor de nosotros mismos para dejarle a las próximas generaciones lo que a nosotros la vida nos negó. Que Dios nos bendiga y la Virgen María nos cubra con su manto.

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