Con un desayuno en Cafetería 440, la mañana del lunes 11 de marzo, Fundación Ciudad del Niño y el Servicio Mejor Niñez destacaron a catorce jóvenes provenientes de distintas residencias de la Fundación Ciudad del Niño, que ingresaron a la educación superior logrando superar las adversidades.
La Presidenta de la Fundación, Gabriela Gutiérrez, explicó que lo central de esta actividad es reconocer su perseverancia, porque “sabemos que los niños, adolescentes y jóvenes que llegan a nuestra fundación son niños que han sido vulnerados en sus derechos y que han tenido historias muy tristes”.
“Y es una alegría muy grande decir que con todo ese sufrimiento y con toda esa historia detrás, ellos pueden ir teniendo logros e ingresar a estudiar una carrera que en el futuro los ayudará a hacerse cargo de sus vidas, lograr autonomía y dejar atrás esta historia de desprotección”, enfatizó.
La fundación, que trabaja en conjunto con el Servicio Mejor Niñez para generar procesos de reparación y protección a niños y/o niñas que tienen alguna vulnerabilidad en sus derechos, hoy cuenta con cinco residencias y un total de 189 usuarios que viven en ellas.
“Nuestra fundación, a través de las políticas públicas de infancia, trabaja lo que nosotros llamamos la vida independiente y dentro de la vida independiente los estudios son muy importantes. Por eso, del total de usuarios, el 16% está estudiando en alguna universidad o instituto técnico”, señaló el Director Ejecutivo de la Ciudad del Niño Ricardo Espinoza, Richard Tapia.
En esta instancia, cada estudiante recibió un notebook “que los va a ayudar para poder realizar sus tareas, sus trabajos propios de cada carrera”, relató el Administrador Diocesano de la Ssma. Concepción, Monseñor Bernardo Álvarez, quien aprovechó este encuentro para animarlos a “ser un referente para muchos otros jóvenes, que de distintas realidades puedan, a través de la educación superior, ir progresando en sus vidas”.
En relación a la entrega de estos computadores, la Directora Regional Servicio Protección a la Niñez y Adolescencia, Andrea Saldaña, destacó que esto “significa un aliciente para su desarrollo, para su proyecto de vida (..) y que hoy día pueden, de la mano de la educación, buscar alternativas que sustenten su futuro y la transformación de sus vidas”.
A pesar de los diversos motivos por los que estos jóvenes llegaron a las distintas residencias, la resiliencia y el optimismo los ha llevado a perseverar y continuar sus estudios para encontrar nuevos rumbos. Es así como Fernanda Garcés, quien llegó con tan solo 8 años al Hogar María Goretti, este año entró a estudiar Técnico en Enfermería en el Duoc UC.
Este reconocimiento significa para ella “un gran agradecimiento, porque el hogar me ha ayudado y apoyado en los estudios. Pero lo más importante es que me están dando una oportunidad que varias personas no tienen”.
Lo mismo ocurre con Fabian Navarrete, quien hoy estudia Servicio Social en la Universidad Santo Tomás de Concepción: “Es muy significativo que se le dé el reconocimiento a los niños que han dado parte de su vida para estudiar y entrar a la educación superior. Siento que es importante y que se nos reconozca, porque uno se siente bien, sobre todo para una persona que ha sacado lágrimas y ha sacado sudor de su frente para lograr lo que está haciendo ahora y que la fundación lo reconozca a uno es un hito”, aseguró.
