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Diáconos de la Arquidiócesis de Concepción celebraron su día en Casa Betania

Publicado el: 14 Agosto, 2024

Los diáconos de la Arquidiócesis de Concepción se reunieron la mañana del sábado 10 de agosto, fiesta de San Lorenzo, para celebrar su día en Casa Betania. 

La jornada comenzó con el rezo de Laudes y continuó con un momento de reflexión guiado por el arzobispo de Concepción, monseñor Sergio Pérez de Arce SS.CC., quien abordó la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, “que nos ofrece una visión de la espiritualidad estrechamente ligada a la acción evangelizadora”. 

En ese contexto, reflexionó en torno a los puntos: evangelizadores que oran y trabajan, el encuentro personal con el amor de Jesús que nos salva, el gusto espiritual de ser pueblo, la acción mística del Resucitado y de su Espíritu, la fuerza misionera de la intercesión, y María, la Madre de la evangelización. 

Luego, el arzobispo de Concepción presidió la Santa Misa, junto al padre Marcelo Bustos y al padre Yuliano Viveros O.S.A., y bendijo la imagen de San Lorenzo, que fue traída de Roma.

En su homilía, monseñor Pérez de Arce invitó a “renovar este camino y servicio a la luz y según el ejemplo de San Lorenzo”, patrono de los Diáconos, y afirmó que Dios “no es indiferente a nuestro dar, al compromiso de nuestra vida. Y cuando uno se da, Dios busca la manera de hacernos fecundos”. 

Haciendo alusión a la segunda carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 9, 6-10, explicó que la solidaridad verdadera nace porque en “el corazón tocado por el amor de Dios, habitado por el Espíritu, en ese corazón uno resuelve dar y darse”. 

“Pidámosle eso al Señor, que nos ayude a dar, a darnos desde el corazón. Y, por lo tanto, a vigilar constantemente el corazón, a cultivar las actitudes del corazón, a no descuidarlo. El corazón es veleidoso, ya sabemos que desde el corazón a veces también nacen cosas malas. Entonces, el corazón hay que cultivarlo, cuidarlo, vigilarlo para que no se enchueque, para que no se desvíe, para que esté centrado en el Reino de Dios”, enfatizó. 

En ese contexto, refiriéndose al Evangelio según san Juan 12, 24-26 advirtió que no se trata sólo de dar algo de nuestra vida, “sino que se trata de darnos nosotros mismos, dar nuestra vida”. 

“Cada uno de nosotros tiene limitaciones, cada uno de nosotros tiene su carácter, tiene sus mañas, tantas cosas que nos van llenando en el camino. Pero, a pesar de eso, lo que nos tiene que mover siempre, con todas nuestras limitaciones, es dar y darnos de verdad. No dar cosas, no dar un poquito de tiempo, dar nuestra vida por amor. Y tenemos que aprender del grano de trigo”, agregó. 

En ese sentido, sostuvo que “una vida de entrega, una vida que quiere ser como el grano de trigo se traduce en el servicio, que es lo propio de nuestra vida cristiana y del ministerio diaconal, el servicio de la caridad, el servicio al hermano, el servicio a los pobres, el servicio a los pequeños”. 

Finalmente, pidió al Señor “que nos ayude a vivir nuestra vocación” y a renovarla en la Eucaristía, donde “contemplamos la entrega de Jesús por amor, para nosotros ofrecernos con Él”. 

El encuentro, en el que también estuvieron presentes las esposas de los diáconos, terminó con un almuerzo fraterno.

Entre quienes participaron se encontraba el diácono Alejandro Sáez, de la Parroquia El Buen Pastor de San Pedro de la Paz, quien afirmó que fue una experiencia bonita y valoró la reflexión del arzobispo, señalando que “dio claves en lo que es nuestra tarea, que es el hacer y el orar, también el sentido que tiene nuestro quehacer dentro del plano de la oración, a su vez que la oración estimula nuestro accionar para abrirnos a la experiencia de Cristo, para abrirnos a la experiencia de cómo Cristo quiere que se hagan las cosas. Y poder reconocer que a veces cómo yo las hago, en lo personal, no es lo válido, sino que deben hacerse como la semilla del Evangelio, con generosidad, con paz, con encuentro, reconocer el dolor del otro, la necesidad del otro, y también reconocer mis debilidades y fortalezas, y pedir al Señor la fuerza para poder hacer un trabajo de acuerdo a su voluntad”.

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