Hoy, 23 de junio del 2022, cumplo 25 años desde que dejé de fumar. Por lejos lo mejor que he hecho. Me ha costado mucho, pero he perseverado. Recuerdo el día que una persona me dijo “usted está con voz de fumador”. ¡Me dolió el alma porque el ministerio sacerdotal se vería dañado, así como mi salud y la de los demás! Esa noche, fumé el último cigarrillo, lo apagué lentamente y me dije: NUNCA MÁS. Ya han pasado 25 años. Cada mañana me sigo diciendo: NUNCA MÁS. Y así ha sido. Estoy feliz y orgulloso por eso. No tengo voz de fumador, respiro mucho mejor, ando sin olor a cigarrillos, no contamino, no tengo los dientes amarillos, no tengo la piel seca, no daño mi salud ni la de los demás, y como si fuera poco, una cajetilla cuesta 5 mil pesos. Mucha plata quemada que queda en los pulmones, en la ropa, en el aire, en los dientes, en los ojos y en la piel.
Recomiendo firmemente dejar de fumar, cuesta mucho, pero es posible. Empezar a sentir los beneficios desde el primer día es un buen incentivo y sobre todo la alegría inmensa de haberle ganado a un vicio que ha hecho y hace tanto daño. Si a alguien le sirve este testimonio que lo tome. No se arrepentirá. Si dejan de fumar, no faltará el que les diga: ”si es uno no más”. A ese hay que decirle que NO.
Por último, ayuda mucho para lograr el propósito pedirle a Dios la gracia de la perseverancia, hacer deporte y siempre estar evaluando los pros y los contras de dejar de fumar. Vale la pena. Lo recomiendo a ojos cerrados.
+Fernando Chomali G.
Arzobispo de Concepción, Chile
Junio, 2022
