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Pedrito Romero: El sacristán más antiguo de la Arquidiócesis de Concepción

Publicado el: 8 Junio, 2023

“Para mí es una alegría ser el sacristán más antiguo de la Arquidiócesis de Concepción”, afirma Pedro Romero Fuentealba, quien llegó a trabajar a la Parroquia San Juan María Vianney de Los Álamos en 1978 y a finales de junio de este 2023 cumplirá 70 años de edad. 

Lleva tantos años trabajando en la parroquia, que “si tú hablas de la comunidad de Los Álamos, a todos se les viene el rostro de Pedro a la mente” e incluso “ algunos piensan que es el curita de la comuna, lo buscan y, de hecho, a veces lo buscan más a él que al Párroco. Es como el alma de la comunidad”, comenta el Padre César Pedreros, quien sí es el Párroco de esta comuna ubicada en la Provincia de Arauco. 

Los miembros de la comunidad parroquial le dicen “Pedrito”, pese a que él les ha dicho que le digan Pedro, porque “tengo el pelo blanco ya”, pero la costumbre es más fuerte y también el cariño, pues su dulzura y sencillez invitan a llamarlo “Pedrito”. 

Sus primeros años en la Parroquia

Su padre era minero y, como eran ocho hermanos, Pedrito y su gemelo Guillermo se fueron a vivir junto a una tía a Lebu. Fue junto a ella que conoció la fe Católica y es así que hoy es el único católico de sus hermanos. 

Llegó a trabajar a Los Álamos una semana después del fallecimiento de su padre. Un sacerdote lo presentó a las Hermanas del Niño Jesús, que en ese entonces tenían una casa de retiros en las dependencias de la Parroquia San Juan María Vianney. 

Si bien en un principio le costó adaptarse al cambio, guarda lindos recuerdos de esa época junto a las religiosas, como el trabajo en la biblioteca, en el comedor solidario y cuando obtuvo su licencia de conducir. Relata que fue Monseñor Alejandro Goić, en ese entonces Obispo Auxiliar de Concepción, quien lo animó a aprender a manejar, ya que había dos vehículos que eran de la parroquia, uno de los cuales habían obtenido producto de un proyecto. Pedro Romero acudió a uno de sus hermanos para que le enseñara y aunque la primera vez que intentó obtener la licencia le fue mal, al segundo intento logró conseguirla. “Me vine con el vehículo y las hermanas me aplaudieron cuando llegué aquí”, cuenta con emoción y una sonrisa en el rostro.

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