La Infancia y Adolescencia Misionera (IAM) celebró su aniversario número 180 el domingo 18 de junio, con una Eucaristía que fue presidida por el Obispo Auxiliar de Concepción y Vicario Episcopal de Arauco, Monseñor Oscar García, en la Parroquia San José de Curanilahue.
La Hermana Rosa Agudelo, Asesora de la Infancia Misionera, afirmó que celebraron con mucha alegría los 180 años de esta Obra Misional Pontificia y destacó que en la Santa Misa los niños y adolescentes fueron acompañados por sus papás, quienes están “muy comprometidos con ellos, siempre los están ayudando”.
“La Eucaristía es un momento muy especial para vivirlo todos. Y los niños cada día van entrando en esta dinámica de fe, donde van descubriendo al amigo Jesús. Es una tarea diaria lograr que los niños se enamoren de verdad de Jesús, por eso Jesús los considera como los pequeños misioneros con un corazón grande”, destacó.
La Hermana Rosa comentó que “fue un día muy lindo, muy hermoso con ellos” y valoró que “cada año que lo vamos celebrando, los niños que tienen más tiempo con nosotros, van tomando conciencia de que es un día muy especial para la Infancia Misionera”.
“Fue muy hermoso, los niños estaban muy contentos, los papás también. Y el lema para las misiones de este año –“Corazones fervientes, pies en camino”- es hermoso y es lo que estamos trabajando con los niños”, agregó.
Entre las actividades que ha efectuado la Infancia Misionera en el último tiempo destaca lo realizado en la feria de Curanilahue, donde “un niño, con un corazón grande y dispuesto a misionar, se atrevió a hacer esta linda tarea misionera, tarea que Dios le pidió en este día. La misión que hizo fue entregar una tarjetita con un mensaje Bíblico a las personas que estaban ese día en la feria”.
“Ese día hubo mucho frío, pero no fue obstáculo para hacer esta bella misión. Bueno, es una tarea que se tiene todos los segundos de cada día. En esta ocasión sólo llegó un niño, peor se hizo la misión”, relató la Hermana Rosa.
La Infancia y Adolescencia Misionera (IAM) es una de las cuatro Obras Misionales Pontificias y fue fundada en 1843 por Monseñor Carlos Augusto de Forbin-Janson en Lyon, Francia.
De acuerdo al sitio web de las Obras Pontificias en Chile, este obispo francés estaba impresionado por las noticias que llegaban desde China, donde muchos niños morían diariamente. Ya que no podía ir como misionero, tras pedir consejo a la fundadora de la Obra Pontificia Propagación de la Fe, tuvo la idea de involucrar a niños para que, con oración y un pequeño aporte, fueran en ayuda de sus pares. La consigna era “Un Ave María al día, una moneda el mes”, luego el lema cambió a “los niños ayudan a los niños”.
Los objetivos de la Infancia Misionera son: salir al encuentro de las necesidades espirituales y materiales de los niños, para que puedan vivir dignamente como hijos de Dios; sensibilizar a los niños sobre las necesidades del prójimo, enseñándoles el valor y la fuerza de la solidaridad y del apoyo recíproco; y hacer que crezca en los niños el espíritu misionero y que los acompañe toda su vida, haciendo de ellos responsables miembros de la sociedad.
Para ello, los niños de la IAM oran por los demás niños y por la difusión del Evangelio. También se realiza una colecta, que es fruto de los sacrificios de los niños misioneros y que es enviada a el Fondo Universal para la solidaridad de la Infancia Misionera, para ser redistribuida a través de proyectos a favor de millones de niños, niñas y adolescentes. Además, entregan un mensaje misionero, pues “con su comportamiento y mensaje” están llamados a ser “testigos y ejemplo de vida para sus compañeros, amigos y para toda la comunidad”.
