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Con alegría se vivió el Día de la Vida Consagrada en el Centro de Espiritualidad San Luis Gonzaga

Publicado el: 12 Agosto, 2023

Con gran alegría se vivió el Día de la Vida Consagrada, la mañana de este sábado 12 de agosto, en el Centro de Espiritualidad San Luis Gonzaga. Si bien este día coincide con la fiesta de la Asunción de la Virgen María, que es el 15 de agosto, la Arquidiócesis de Concepción lo celebró de manera anticipada con un encuentro fraterno.

La jornada comenzó a las 10:00 horas con un desayuno, tras el que hubo un momento de oración y luego el Arzobispo de Concepción, Monseñor Fernando Chomali, compartió una reflexión con las consagradas. Posteriormente, participaron de la Santa Misa junto a un grupo de jóvenes de la Vicaría de Arauco, que también estaban en el Centro de Espiritualidad en un encuentro. La celebración del Día de la Vida Consagrada finalizó con un almuerzo.

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Fe en Jesucristo y amarlo con todo nuestro ser

En su homilía, Monseñor Fernando Chomali les preguntó tanto a los jóvenes como a las religiosas si se conocían entre ellos y afirmó que “tenemos en común algo extraordinario que nos hace estar reunidos, estar alegres y esperanzados: la fe”.

“La fe es un vínculo muy profundo, porque la fe en Jesucristo nos dice que somos amados por Dios, que estamos llamados a la vida eterna, que somos una comunidad, que tenemos que hacerle a los demás lo que queremos que nos hagan a nosotros y no hacerle a los demás lo que no queremos que nos hagan a nosotros. La fe nos propone un ideal de vida maravilloso, el ideal de vida de confiar más en Él que en nosotros y para eso necesitamos fe”, enfatizó.

En ese contexto, el Arzobispo de Concepción señaló que “la fe es creer en lo que alguien nos dijo” y destacó que “lo interesante es que nosotros tenemos fe en el Hijo de Dios y ¿por qué tenemos fe? Porque es creíble, porque Él sanó enfermos, perdonó pecados, resucitó a muertos, porque Él murió y resucitó, porque Él es el Hijo de Dios”

“Y Él nos dice que si tuviésemos fe en que es el Hijo de Dios, si tuviésemos fe en que Él hace milagros y que nosotros podemos hacerlo porque somos el Cuerpo de Cristo, es justamente por la fe. Y los discípulos no pudieron sanar a esa persona, porque les faltaba fe”, explicó haciendo alusión al Evangelio según San Mateo 17,14-20.

Monseñor Chomali dijo que “pareciera ser que en lo que tenemos que ayudarnos mutuamente todos es a tener más fe, porque la fe se nos debilita. A veces confiamos más en nuestra fuerza que en el poder de Dios, pero tener fe también significa vivir como quien cree”.

En ese sentido, recordó las palabras de un filósofo griego que decía que los jóvenes le dan más crédito a lo que ven que a lo que oyen y sostuvo que tenemos que fortalecernos y ver dónde tenemos puesta nuestra mirada, si en el único Dios o en otros dioses, y amarlo con todo nuestro ser: “El corazón, que es la sede desde donde hablamos; el alma, que es nuestra inteligencia; y con todas nuestras fuerzas, que es nuestro físico. Y esto se nos tiene que grabar en el corazón”.

Haciendo alusión a la primera lectura, tomada del libro del Deuteronomio 6,4-13, y a San Agustín que le pedía a Dios que no lo hiciera tan pobre como para renegar de Él, ni tan rico como para olvidarlo, Monseñor Chomali exhortó a “siempre estar agradecido de Dios, en las buenas y en las malas, siempre, porque Él nos regaló la vida y todo lo que tenemos se lo debemos a Él”.

Un regalo de Dios

Entre las más de 25 consagradas que participaron en este encuentro se encontraba la Hermana Mariana del Rosario Soto, de la Fraternidad Agustina Santa Mónica, quien expresó que fue “maravilloso, un regalo de Dios compartir con todas las hermanas, con la asistencia y el acompañamiento de Monseñor Fernando Chomali. Haber tenido una Misa tan animada con los jóvenes que estuvieron también participando en Lisboa, fue un regalo de Dios. Así que muchas gracias por esta jornada tan bonita y, bueno, seguir haciendo lo que nos dice la Santísima Virgen: Haced lo que Él os diga”.

Asimismo, la Hermana Rosa María Villa, de la Congregación de las Hermanas Misioneras Servidoras de la Palabra, comentó que fue “un encuentro muy fraterno, sobre todo lleno de vida espiritual, una oportunidad para darle valor a nuestra vida como personas y también enriquecedor en la vida religiosa. Y saber que al final somos varias, con un mismo objetivo, que es nuestro Señor”.

Por su parte, la Hermana Raquel Martínez, de la Congregación Santos Ángeles Custodios, dijo que esta jornada fue muy buena, “porque fue un reencuentro con muchas hermanas que yo no veía hace tiempo, así que para nosotros fue un regalo”.

En tanto, para la Hermana María Guadalupe, de la Congregación María Inmaculada, señaló “fue bonito, es la primera vez que vengo y estoy muy contenta por ver a las hermanas nuevas que no conocía y, bueno, esto nos hace crecer en fraternidad como hermanas”.

Es importante mencionar que al final de la Santa Misa se le entregó a cada una de las hermanas una pequeña lámpara, ya que el lema de este encuentro era: “Aquí estoy Señor con mi lámpara encendida”.

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