En un hermoso ambiente, especialmente preparado, más de 200 jóvenes de la Arquidiócesis vivieron la vigilia de Pentecostés, organizada por la Pastoral Juvenil, en comunión con las demás diócesis de Chile. La jornada se inició a las 22.00 horas y concluyó con la Eucaristía presidida por Monseñor Fernando Chomali.
Bajo una incesante lluvia, la vigilia comenzó con un momento de oración Taizé, instante en el cual los jóvenes vivieron un profundo silencio con el Señor, mientras algunos sacerdotes confesaban, en distintos lugares del gimnasio del colegio Instituto de Humanidades de Concepción, donde se desarrolló el encuentro entre la juventud y el Espíritu Santo.
El padre Nino San Martín animó a los presentes a no dejar pasar la noche, sino a entrar en la intimidad con Dios y su Espíritu. Además, con inmensa alegría compartió con los jóvenes que, en enero del próximo año, la Arquidiócesis será sede del Congreso Juvenil, ocasión en que se reunirán alrededor de dos mil jóvenes, para lo cual invitó a que abrieran sus casas para acoger a estos peregrinos.
Durante la noche los jóvenes compartieron en mesas de la esperanza, en torno a los dones del Espíritu Santo, es así como en toda la noche hicieron presente la fortaleza, la ciencia, la piedad, la sabiduría, la inteligencia, el consejo, el temor de Dios y virtudes como la paciencia entre otras.
Para no quedarse dormidos hubo momentos de animación con cantos alegres hacia Dios y el Espíritu Santo, donde los jóvenes mostraron gran disposición para celebrar esta fiesta de la Iglesia. Los testimonios también se hicieron presentes durante esta jornada, en la que jóvenes que hoy participan de los proyectos de Cuaresma en Rafael y Santa Clara compartieron su experiencia de lo que ha significado este tiempo de entrega y recibimiento de gracias en el servicio a la comunidad.
Antes de comenzar la Eucaristía, presidida por nuestro Arzobispo, los jóvenes renovaron sus promesas bautismales en torno a una fogata como signo del fuego y la luz que Dios quiere dar a través de su Espíritu. También se rezó el Rosario como una forma de preparar el corazón para luego celebrar la Misa y recibir el Cuerpo y Sangre de Jesucristo, presente también en esta Vigilia, la que ha sido un signo potente de que los jóvenes buscan a Dios y quieren manifestar su fe al mundo.
También se vivieron vigilias en varios puntos de la Arquidiócesis como por ejemplo en la parroquia Nuestra Señora de la Candelaria de Tomé, donde se reunieron cerca de 400 jóvenes que esperaron con gran alegría este paso del Señor a través del Espíritu Santo.
