donar

A propósito de la situación de los subcontratistas de ENAP: Reflexiones en torno al trabajo humano

                              A propósito de la situación que viven los subcontratistas de ENAP, me permito hacer algunas reflexiones acerca del trabajo humano. Urge poner la máxima atención a este conflicto que no sólo lo viven los subcontratistas de ENAP, sino que miles de chilenos y extranjeros avecindados en nuestro país. Ser atentamente escuchados y actuar según verdad y justicia con ellos, hará que Chile en materia laboral dé un salto importante hacia la paz y camine por la senda de un desarrollo auténticamente humano. Ello será posible si se tiene meridiana claridad respecto del valor del trabajo, su sentido más profundo y su estrecho vínculo con el bien personal del trabajador, su familia, la sociedad y el medio ambiente.

1. El trabajo, asunto clave en los temas sociales

El trabajo es un elemento clave en la resolución de los grandes problemas sociales que aquejan al mundo de hoy. Ello porque el trabajo es el principal recurso del hombre y la mujer para vivir dignamente, desarrollarse como personas, vivir en familia, y ser un aporte a la sociedad. Si queremos conocer el

grado de desarrollo humano de una sociedad, observemos qué pasa con el trabajo. Es un gran termómetro para conocer la realidad.

El trabajo del hombre constituye una dimensión fundamental de su existencia terrena. Los grandes avances en los campos de la ciencia, la tecnología, las humanidades, entre otros, son fruto del trabajo. Es un mandato de Dios presente en la primera página de la Sagrada Escritura. Sólo a él, en virtud de su condición de imagen y semejanza de Dios, se le ha dado esta tarea. En cierto sentido está llamado a continuar la obra del Creador dado que trabajar es una nota característica y exclusiva del ser humano.

Como enseña la Doctrina Social de la Iglesia: si lo analizamos desde el punto de vista del bien integral del hombre, el trabajo humano es una clave, y probablemente la más esencial de toda la cuestión social. Allí radica buena parte de su presente, dado que el trabajo toma parte importante de la vida del ser humano, y de su futuro, dado que el fruto de éste le debiese permitir vivir dignamente durante su vejez.

2. Dimensión transitiva e intransitiva del trabajo

El trabajo tiene dos dimensiones. La primera es una dimensión transitiva, por cuanto que sale del ser humano y se instala en la creación. El trabajo se deposita en la realidad visible como materia transformada por el trabajo. En cierto sentido podemos decir que el trabajo “humaniza la materia”. La segunda es una dimensión intransitiva, y es aquella que queda en el sujeto, y que de suyo está llamado a humanizarlo, es decir, a que no sólo tenga más, sino que sea más. Un trabajo siempre ha de ser fuente de humanización, Si no lo es, entonces es la negación misma de su sentido más profundo y un fracaso de la sociedad porque no fue capaz de reconocer su valor.

3. Dimensión objetiva y subjetiva del trabajo

Por otra parte, el trabajo tiene una dimensión objetiva y una subjetiva. En sentido objetivo, es lo que se hace y lo que se manifiesta en productos y servicios de la más variada especie. Todo lo que tenemos es fruto de los bienes que existen en la tierra y del trabajo del hombre en su condición corporal y espiritual. Una idea del todo fundamental es que siempre, aun cuando estemos en presencia de la tecnología más sofisticada, el sujeto del trabajo es la persona. Desde este punto de vista es preocupante que el ser humano termine siendo esclavo de la máquina o del sistema económico imperante.

El trabajo, en sentido subjetivo, dice relación al hecho de que el hombre y la mujer, creados a imagen y semejanza de Dios, sean quienes trabajan. Ello le da un valor del todo fundamental y le imprime la dignidad que lleva grabada. En el trabajo el ser humano cumple su vocación de ser persona, y por lo tanto tiene sentido en la medida que lo lleva a cumplir su vocación de tal. Así, el trabajo adquiere densidad humana cuando está a su servicio y al de la comunidad. Para el cristianismo, todo trabajo es digno debido a que lo hace una persona y tiende al bien de ésta. Ahí está su primer y fundamental valor.

Considerando todos estos puntos, surge la pregunta: ¿Qué saca el hombre con ennoblecer la materia prima con su trabajo si a la vez se humilla a sí mismo realizándolo?

4. El trabajo es una dimensión fundamental en la vida del ser humano

El trabajo así se constituye en una dimensión fundamental de su existencia en la tierra y llamado a ser fuente de desarrollo personal, es decir una instancia privilegiada para ser mejor, para crecer en humanidad y hacer crecer a la humanidad con toda con su cultura y los valores que la animan. Desde este punto

de vista el trabajo es una posibilidad privilegiada para lograr una mayor perfección en el ser de la persona y no sólo para tener más. Una excesiva fijación en el lucro puede sin duda opacar el valor maravilloso que tiene el trabajo en sí mismo y convertirlo en una mera mercancía. Eso es desvirtuar el trabajo, su valor personal y su valor social. El trabajo no es una mercancía que se transa en el mercado según las leyes de la oferta y la demanda. Los grandes males de los sistemas económicos imperantes es que es considerado como tal. Tampoco es una fuerza, como lo puede ser una máquina. Por lo tanto, el hombre no puede ser tratado como un instrumento de producción. Es por ello que, en vez de hablar de trabajo del hombre y la mujer, es mejor hablar de personas de trabajo, porque sigue siendo el ser humano el sujeto, el autor y la razón de ser del trabajo.

5. El trabajo como don y tarea

El trabajo, así comprendido es un don y una tarea, por lo que exige ser evaluado constantemente para que sea siempre fuente de promoción de la persona considerada integralmente.

El trabajo es el fundamento de la subsistencia de la familia, que es un derecho natural y una vocación excelsa del hombre y la mujer. El trabajo y la familia no han de competir. Por el contrario, se ha de buscar una adecuada armonía, no siempre fácil de encontrar. El modo como se vive la experiencia del trabajo en la familia es una escuela muy importante para los hijos.

El trabajo ha de estar siempre fundamentado en una experiencia positiva y ser de fuente de creación y de promoción humana.

6. Trabajo y capital de la mano

El capital es fruto del trabajo y a su vez tiene como fin ser fuente de más trabajo. De hecho, tanto el trabajo como el capital adquieren valor y pleno sentido en cuanto son mediados por el ser humano y se orientan hacia él. El primado es siempre es la persona. Una de las maneras de medir ese primado es el modo en que se remunera el trabajo. Las grandes diferencias salariales en general que subsisten hoy en día son una injusticia y fuente de mucho malestar social.

Es sabido que la inmensa mayoría de las personas adquieren los bienes que están destinados a todos los seres humanos a través del trabajo realizado. Tal como está organizada la sociedad, a los menos les sobran bienes y servicios, y a los más, les falta incluso lo básico para subsistir.

Conclusión

El Papa Francisco aboga para que todo ser humano tenga acceso digno a las tres T: trabajo, techo y tierra. Ese puede ser un punto de partida para el diálogo. La Iglesia no tiene soluciones técnicas para la resolución de este tipo de situaciones que tienen muchas aristas. Sin embargo, pienso que estos elementos antropológicos que apelan a la razón de todo hombre y mujer de buena voluntad y a los creyentes también a la fe, pueden ser una contribución a la sociedad, y se pueden convertirse en parte del diálogo que urge por parte de todos los involucrados en el largo, complejo y doloroso conflicto que involucra a los subcontratistas de ENAP y a tantos otros que no se sienten adecuadamente escuchados ni respetados en sus derechos.

+Fernando Chomali G.
Arzobispo de Concepción, Chile
25 de mayo del 2022

Publicado el: 25 Mayo, 2022
© Arzobispado de Concepción