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El sacerdocio, un don para nosotros y para la Iglesia

Saludo del Arzobispo a los sacerdotes – 4 de agosto 2024

 

Queridos hermanos presbíteros,

Cada año el 4 de agosto, nos invita a hacer memoria de san Juan María Vianney, el Cura de Ars, fecha en que celebramos el Día del Párroco. Es una ocasión para dar gracias a Dios por nuestra vocación sacerdotal y para pedirle el don de la fidelidad en este servicio.

Nuestro ministerio es un don para nosotros y un don para la Iglesia.

Es importante no dejar de admirarnos del don inmerecido que Dios nos ha hecho al llamarnos a ser pastores de su pueblo. Demos gracias por su amor, por confiar en nosotros, por hacernos instrumentos de su gracia a través de los sacramentos. Y demos gracias por los múltiples regalos que nos hace en el ejercicio de nuestro ministerio, en el encuentro con los demás, en el servicio de nuestras comunidades. ¡Es mucho lo que recibimos como sacerdotes! Aún en medio de dificultades, encontramos en el ministerio un camino de alegría y de entrega de nuestra vida.

Pero el ministerio es sobre todo un don para la Iglesia. La comunidad eclesial se constituye y crece en torno a Cristo, a su Palabra, a sus sacramentos, a su presencia siempre viva y revitalizadora. Y allí está nuestro ministerio sacerdotal, para dar testimonio del Señor, para hacer presente su amor, su perdón, su gracia y muy especialmente el alimento que nos fortalece, Jesucristo el Pan de Vida.

Pidamos al Señor ser buenos ministros, especialmente viviendo esa caridad pastoral que san Juan María Vianney mostró de manera tan perseverante y humilde. Que en comunión con nuestros hermanos y siempre a su servicio, seamos sacramento de Jesús el Buen Pastor.

Confiémonos a María, Madre de los sacerdotes, y a la intercesión del Cura de Ars y de tantos otros hermanos sacerdotes santos.

Mons. Sergio Pérez de Arce SS.CC.
Arzobispo de la Santísima Concepción

 

Publicado el: 3 Agosto, 2024
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