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La Virgen del Carmen llega a nuestros hogares

Recuerdo con gran cariño que en nuestra familia era tradición para cada 16 de julio saludar a nuestras tías que llevaban el nombre de Carmen, era un día de alegría y buenos deseos que comprendían la protección de Nuestra Señora del Carmen para cada una de ellas. Me imagino que esto también sucedía, más que ahora, en muchas familias chilenas. Y es que nuestra Señora del Carmen está en el ADN de nuestro país, desde que los padres de la Orden de San Agustín trajeron la primera imagen, y con ella, también fueron los únicos autorizados, en un inicio, para difundir su culto e imponer el escapulario; más aún, en el año 1643 se tiene registro de la primera Cofradía Carmelitana en nuestro país, fundada también por los padres agustinos, gran expresión de esta devoción mariana, y desde ahí en adelante, un continuo suceso de acontecimientos donde ella acompaña el caminar de nuestra nación.

Virgen María en la Historia de la Salvación

La presencia de la Virgen María no se ciñe ni exclusiva ni particularmente a Chile y su historia. Ella tiene una participación activa en la Historia de la Salvación, ese designio de amor eterno de Dios que tiene lugar en el interior de la historia de la humanidad por medio de personas, acontecimientos y palabras que la revelan, y de un modo especialísimo por medio de Jesucristo, en quien se realiza la salvación. Entre estos acontecimientos que se dan en las personas y se proyectan en palabras, encontramos a la virgen anunciada por el profeta Isaías, una joven embarazada que dará a luz un Hijo que se llamará Emmanuel (cf. 7,14) y que fue saludada con palabras inquietantes por el Mensajero de Dios, el ángel Gabriel, como la llena de Gracia (cf. Lc. 1, 28). De nuestra dulce y clementísima Virgen María, tomará la naturaleza humana el Hijo de Dios, al abrazar con amor puro e inconmensurable a quien desde el momento en que dice sí, será su querido hijo Jesús, nuestro redentor.

El fiat de María con su voluntario consentimiento, en quien el Verbo de Dios se hizo carne (Jn. 1,14), no es solo una aceptación de una maternidad, sino que también es una aceptación con un gran sentido de fe afianzada por la esperanza mesiánica, y el credo israelita: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas (Dt. 6,5), por lo tanto, hay una conciencia real y firme de la joven María que en ella se engendrará la esperanza de amor del pueblo de Israel, se concretizará la fe de su pueblo y dará a luz la salvación para la humanidad y para ella misma. Así, por su fiat y su maternidad, la podemos llamar Arca de la Nueva Alianza y doblemente Madre, Madre de Jesucristo, nuestra Cabeza y Salvador, y también Madre nuestra, quienes somos miembros del Cuerpo de su Hijo.

Madre del Carmelo, revístenos de tu bondad

Hoy buscamos revestimos con el escapulario de la Virgen del Carmen, abrazando su fe generosa, haciendo esa memoria agradecida a nuestra Madre Santísima, caminando junto con ella “llenos de la más tierna confianza como hijos que acuden al corazón de su madre”, suplicamos y pedimos “el acierto para los magistrados, legisladores y jueces; la paz y piedad para los matrimonios y familias; el santo temor de Dios para los maestros; la inocencia para los niños; y para la juventud, una cristiana educación” que nos lleve de la mano hacia el Sagrado Corazón de su Hijo, y en Él depositemos nuestra confianza y abracemos la salvación querida y prometida por la eterna Alianza de Dios Padre, para todos sus hijos.

A nuestra querida y venerada Virgen del Carmen, pedimos que, en los distintos acontecimientos de nuestra vida personal, familiar y de nuestra sociedad chilena, podamos dar testimonio de nuestra fe católica, con nuestras palabras y acciones, para que a ejemplo de ella y con una voluntad firme, podamos decir sí, a la voluntad del Padre, viviendo los valores del Reino en esta Iglesia, que es cuerpo místico de nuestro Señor. Ella que fue compañía firme de los discípulos en el Cenáculo en la aurora del cristianismo, robustezca nuestra espera, nos ayude a discernir los signos que estos tiempos manifiestan la necesidad de tomar decisiones claras y decididas, donde reine en nuestra querida patria chilena, la caridad, la paz, la armonía, la paciencia, el consuelo, el cariño y el regocijo de la alegría, de tener con nosotros, la protección de la Santísima Virgen María.

Virgen del Carmen Reina de Chile, ¡Salva a tu pueblo que clama a Ti! Y Feliz día a todas las Carmen.

+ P. Samuel E. Jara M. OSA
Párroco de San Agustín de Concepción

 

 

Publicado el: 12 Julio, 2024
© Arzobispado de Concepción