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“Los invito a vivir de acuerdo con la vocación que han recibido” (Ef 4,1)

La Iglesia invita a orar por las vocaciones este mes. Somos fruto de una Alianza de Amor de Dios con cada uno de nosotros.  Cuando Él nos llama, regalándonos la vida,  lo hace originalmente entregándonos un camino propio  para que como bautizados descubramos en “esa  llamada  de amor” el sentido de nuestra vida, al que llamamos vocación. Todos los cristianos somos convocados pero no de la misma manera ni para la misma misión.

El Papa Francisco, en su Mensaje para la 61ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, nos interpela  a “considerar el precioso don de la llamada que el Señor nos dirige a cada uno de nosotros, su pueblo fiel en el camino, para que podamos ser partícipes de su proyecto de amor y encarnar la belleza del Evangelio en los diversos estados  de vida. Escuchar la llamada divina lejos de ser un deber impuesto desde afuera, incluso en nombre de un ideal religioso, es, en cambio, el modo más seguro que tenemos para alimentar el deseo de felicidad que llevamos dentro. Nuestra vida se realiza y llega a su plenitud cuando descubrimos quienes somos, cuáles son nuestras cualidades, en qué ámbitos podemos hacerlas fructificar, qué camino podemos recorrer para convertirnos en signos e instrumentos de amor, de acogida, de belleza y de paz, en los contextos donde cada uno vive”.

Hay aquí un hermoso desafío para nuestra Iglesia de Concepción: trabajar  sinodalmente para  crear una “Cultura Vocacional”, haciendo presente que lo relativo a la vocación es responsabilidad de todos en la Iglesia, asumiendo que el despertar  y preocupación por las vocaciones nace en la familia y comunidades cristianas y que se deben cultivar con la oración y la vida de fe.  Se trata de trabajar por mostrar la vocación en el sentido amplio y general, un llamado a la vida, a la fe cristiana, a una tarea propia en el  mundo, a la vida religiosa, sacerdotal, diaconal, matrimonial, etc.

Animar la Cultura Vocacional  como desafío,  supone que nuestras  instancias pastorales deben trabajar  sinodalmente  con  generosidad y disposición  para que escuchemos el llamado de Jesucristo, quien nos habla a través del Espíritu en nuestra alma y la Comunidad Cristiana.

En el mes de la Oración  por las Vocaciones imploramos al Padre de los Cielos que nos regale el Espíritu Santo para que ilumine a todos los bautizados para que puedan descubrir el plan de amor que tiene para cada uno. La Iglesia, y en particular nuestra Arquidiócesis, requiere de  jóvenes con corazones generosos que puedan seguir a Jesucristo respondiendo con entusiasmo y alegría el llamado a la vocación sacerdotal, vida consagrada, matrimonio,  laical. Hemos nacido para poner nuestros dones y talentos a disposición de  nuestros hermanos.

Convocados por el Papa Francisco, en el Año de la Oración  y concordante con los Énfasis Pastorales  propuestos  para este año, intensifiquemos  la oración por las vocaciones como fermento de una  “Cultura Vocacional”.  Así,  al igual que Marta dijo a su hermana María, recordemos que: “El Maestro está ahí y te llama” (Jn 11,28).

Miguel Rocha
Coordinador Pastoral Vocacional
Arquidiócesis de Concepción

Publicado el: 26 Abril, 2024
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