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Protagonistas de su propio rescate

Los migrantes no son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social como cualquier otro, y se olvida que tienen la misma dignidad intrínseca de cualquier persona. Por lo tanto, deben ser protagonistas de su propio rescate”. (Ft, 39)

¿Recordamos todo o somos selectivos? Desde la psicología señalan que nuestra memoria es selectiva, recordamos lo que es significativo, pero olvidamos que el cristiano vive en una migración permanente, algunos han tenido que salir de su ciudad, comuna, región, país en busca de mejores oportunidades, las más frecuentes suelen ser por estudios, laborales o simplemente, mejorar la calidad de vida del grupo familiar y/o comunidad eclesial. Recobra sentido lo que señala el libro del Éxodo “no maltratarás ni oprimirás al migrante que reside en tu territorio, porque ustedes fueron migrantes en el país de Egipto.

“Dignidad de la persona”

De acuerdo a las cifras entregadas por el Departamento de Extranjería y Migración (DAEM) hay, al año 2020, 1.492.522 migrantes en Chile, provenientes principalmente de Venezuela, Perú, Haití, Colombia y Bolivia. La cifra no es menor al momento de analizar su principal zona de residencia, verificando que el 93% (CASEN 2020) prefiere vivir en las zonas urbanas, algunos de las razones se pueden reflejar por la “posibilidad” de encontrar trabajo (formal- informal), acceder a un lugar para pernoctar, teniendo presente que son muchos los que viven en condiciones de hacinamiento (para compartir gastos) con precarias condiciones para acceder a servicios básicos, en definitiva, estamos ante personas que deben soportar condiciones infrahumanas para vivir. El Papa Francisco será claro al indicar en Evangelii Gaudium: “soy el pastor de una Iglesia sin fronteras, una Iglesia que se considera madre de todos”. (210), también lo dirá la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 1, en relación a la dignidad de la persona “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos” (4).

En ocasiones, olvidamos que como cristianos, insertos en la sociedad, debemos responder con generosidad, preocuparnos y ocuparnos, de las exigencias más elementales de nuestros “hermanos más pequeños” (Mt 25, 40).

Ante la salida obligada de muchos migrantes a causa de la guerra, pobreza y la violencia, nuestro quehacer social y pastoral debe estar relacionada con los verbos propuestos por Francisco (S.S), debemos acogerlos, adquiriendo un compromiso real y verdadero para con las personas migrantes, velando por un ingreso seguro y legal, además de superar divisiones e incomprensiones, suscitando una sociedad al “servicio de los demás” (Lc 22:26). Por tanto, se debe proteger los derechos y la dignidad de cada persona- grupo familiar, independiente de la situación y/o estado en que ingresó al país, no debemos olvidar que son personas. Cada país, sociedad, comunidad debe promover las oportunidades que deben tener los migrantes para realizarse como personas, integrando, además, la riqueza cultural que cada territorio goza producto de las migraciones y que lamentablemente, pocos logran visualizar.

La sociedad, la Iglesia, tú como persona, vecino o amigo de una persona migrante debes y debemos, asumir un rol protagónico en resguardar sus derechos y su dignidad, debido a que “es trágico el aumento de los migrantes huyendo de la miseria empeorada por la degradación ambiental, que no son reconocidos como refugiados en las convenciones internacionales y llevan el peso de sus vidas abandonadas sin protección normativa alguna” (Ls, 25).

El domingo 2 de octubre , la Iglesia celebró en todo el país, el Día del Migrante y Refugiado, como expresión del servicio pastoral que realiza a los hermanos migrantes, acogiendo las palabras del Papa Francisco , en relación a que estamos llamados a construir el futuro con ellos. En esto aún, nos falta mucho, podemos hacer más y mejor, por lo que animamos a toda la comunidad eclesial, ha promover su dignidad, a compartir la fe y a acoger su aporte concreto en la Iglesia y en la sociedad.

Gabriela Gutiérrez
Delegada Episcopal Vicaría de Pastoral Social

Publicado el: 4 Octubre, 2022
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